Procedan, pero con cautela

By Khaled Toukan (ES), November 8, 2012

En mi segundo ensayo de la Mesa Redonda discutí mis preocupaciones de que los bancos de combustible podrían ser utilizados para presionar a los países en desarrollo a que renuncien a sus derechos garantizados bajo el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), aunque el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha proporcionado garantías de que el establecimiento de bancos de combustible no reducirá los derechos de las naciones. Mi colega, Ta Minh Tuan, comparte en gran medida estas preocupaciones, no así Ramamurti Rajaraman. Una cosa en la que estamos todos de acuerdo es que los bancos de combustible merecen una oportunidad para demostrar cómo funcionarán en la práctica; su valor potencial para proporcionar a Estados nucleares emergentes el suministro de emergencia de combustible para reactores a no debe ser descartado. Y, a pesar de mis reservas, creo que los Estados nucleares emergentes deberían fomentar el concepto de bancos de combustible nuclear.

También me gustaría volver a enfatizar mi apreciación y respeto que siento por el papel honesto y proactivo que el OIEA ha desempeñado y continúa desempeñando para los Estados nucleares emergentes. Jordania, mi propio país, se ha beneficiado enormemente de los programas y de las iniciativas patrocinados por el organismo, especialmente de aquellos relacionados con el desarrollo de infraestructura, el cumplimiento regulatorio y la capacitación administrativa y técnica. La capacidad del organismo de reunir y formar equipos de expertos de renombre mundial para participar en foros de cooperación técnica es muy útil e impresionante. Tengo un gran respeto por lo que hace la agencia y por lo que representa. Reitero que mis reservas sobre la implementación de los bancos de combustible no están vinculadas a las intenciones y capacidades de la agencia.

Pero sigo preocupado por el hecho de que , cuando algún día un país en desarrollo tenga una necesidad auténtica de suministros de emergencia de combustible para reactores, algunos Estados con armamento nuclear podrían utilizar esta oportunidad para presionar a los países en desarrollo a renunciar a sus derechos bajo el TNP. Por este motivo, yo argumentaría que los países en desarrollo no deberían depender demasiado de bancos internacionales para los suministros de emergencia de combustible para reactores –especialmente porque los Estados con armamento nuclear han sido tan decisivos para el financiamiento y el abastecimiento de combustible del banco, y porque algunos de esos Estados mantienen políticas no declaradas que, en mi opinión, están destinadas a prevenir que los países en desarrollo alcancen programas integrales y auto-sostenibles de combustible nuclear.

Para poder limitar su dependencia de los bancos de combustible, las naciones nucleares emergentes deberían considerar la diversificación de sus proveedores de combustible, el aumento de reservas de combustible y, cuando sea posible, la agilización de planes para desarrollar capacidades autóctonas de enriquecimiento. Reconozco que quizá no sea práctico ni económicamente justificable que países con un número limitado de reactores de energía nuclear desarrollen sus propias instalaciones de enriquecimiento. Sin embargo, los Estados sin armamento nuclear podrían forjar alianzas para desarrollar un mecanismo colaborativo para el abastecimiento de combustible de bajo enriquecimiento. Esto aumentaría la seguridad energética al asegurar recursos confiables de combustible de bajo enriquecimiento y eliminar amenazas potenciales a los derechos soberanos de las naciones.

Mientras tanto, para minimizar las preocupaciones de algunos Estados nucleares emergentes, es imprescindible que los Estados con armamento nuclear que hayan participado intensivamente en el establecimiento de los bancos de combustible hagan todo lo posible para asegurar que los bancos de combustible funcionen como fueron diseñados. Como argumentó Ta, los bancos de combustible deben ser abordados con un espíritu de justicia y transparencia, y deben ser evitados los regateos políticos entre bastidores.

El tiempo dirá si los bancos de combustible funcionarán del modo previsto. Pero si no lo hacen — si las naciones en desarrollo que buscan uranio poco enriquecido sufren presión para que renuncien a cualquiera de sus derechos — las naciones nucleares emergentes podrían forjar alianzas entres ellas para salvaguardar su soberanía y sus derechos inalienables.

 



 

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