¿Prohibición de pruebas para misiles hipersónicos?

La tecnología en torno a los misiles que vuelan a cinco veces la velocidad del sonido o más todavía no está madura. Sin embargo, varias naciones han realizado pruebas de misiles hipersónicos o pretenden hacerlo. Desde el punto de vista militar, el valor de los sistemas vectores hipersónicos radica en su capacidad de alcanzar blancos rápidamente a través de largas distancias, evadiendo a la vez los radares de alerta temprana y las defensas contra misiles balísticos. Sin embargo, algunos defensores de esta tecnología sostienen también que los hipersónicos podrían reemplazar a las armas nucleares en algunos aspectos. Por otro lado, los críticos consideran que los misiles hipersónicos son un factor desestabilizante, ya que se los puede confundir con misiles balísticos, se pueden usar en ataques contra objetivos nucleares y otros blancos militares estratégicos, e incluso pueden estar equipados con ojivas nucleares. En medio de estas dudas, se han escuchado voces clamando que debe ponerse un freno a la carrera armamentista hipersónica, decretando una moratoria de las pruebas hipersónicas y, con el tiempo, estableciendo un tratado que prohíba las pruebas. A continuación, expertos de Estados Unidos, India y China debaten sobre esta cuestión: ¿Qué tan grave es la amenaza para la seguridad global que representan los misiles hipersónicos? y ¿la prohibición de pruebas es la mejor forma de aplacar esta amenaza?

Round 1

Prohibición de los hipersónicos: no nos hagamos demasiadas esperanzas

Si las relaciones entre los países con menor y mayor cantidad de armas nucleares deben mantenerse estables, la destrucción mutua asegurada debe seguir siendo sólida y creíble. No obstante, la confianza de las naciones en sus capacidades de disuasión nuclear puede verse seriamente socavada por los misiles hipersónicos, tanto los sistemas reactores-planeadores como los misiles de crucero hipersónicos, armados con ojivas convencionales. Algunos analistas en China sospechan que Estados Unidos está intentando encontrar la forma de eliminar la capacidad de disuasión nuclear de Beijing en un primer golpe, y, si Washington logra desarrollar con éxito misiles hipersónicos, la confianza de Beijing en la credibilidad de su capacidad de disuasión nuclear simplemente solo se debilitará (de forma similar, es posible que Delhi en algún momento empiece a preocuparse por un ataque hipersónico chino contra el pequeño arsenal nuclear de India).

En vista de las nuevas amenazas convencionales al arsenal nuclear chino, algunos ya se están preguntando si Beijing no debería modificar su política incondicional de renuncia al uso en primer lugar. A su vez, la falta de acuerdo en relación con una política futura de misiles hipersónicos ya ha empezado a complicar el diálogo de seguridad estratégica entre China y Estados Unidos, así como entre este último y Rusia. La desconfianza mutua arraigada profundamente en estos países hace inevitable que, si un país despliega misiles hipersónicos, el otro percibirá la amenaza de forma exagerada. Posiblemente los países preocupados por la supervivencia de su fuerza nuclear disuasiva construyan instalaciones adicionales subterráneas, o empiecen a demostrar menos transparencia en relación con sus políticas nucleares, lo que irá en detrimento de los esfuerzos para crear confianza entre las instituciones militares nacionales. El diálogo puede ayudar a calmar las inquietudes, pero solo hasta un cierto punto.

La mayor ventaja de los misiles hipersónicos es su rapidez, pero esta es también la mayor fuente de riesgo de la tecnología. Los tomadores de decisiones en una crisis, si desean aprovechar la velocidad de los misiles hipersónicos, deberán decidir si quieren organizar ataques preventivos antes de que se les acaben las oportunidades. Se promoverá la adopción de decisiones riesgosas y, como los misiles hipersónicos probablemente se utilizarán contra blancos estratégicos -centros de mando y control, sistemas de vigilancia de largo alcance e incluso vehículos lanzamisiles – los conflictos podrían intensificarse fácilmente si se usaran misiles hipersónicos.

Obstáculos difíciles. Ahora bien ¿es posible que los países puedan evitar una carrera armamentista hipersónica costosa, de carácter eminentemente tecnológico, al adoptar un control preventivo de armas? Los pronósticos no parecen demasiado alentadores.

En primer lugar sería difícil imponer limitaciones técnicas a los programas para el desarrollo de misiles hipersónicos. No puede hacerse ninguna distinción técnica entre los misiles hipersónicos y otras capacidades convencionales menos rápidas, con alcances más cortos y que también tienen el potencial de socavar su fuerza disuasiva nuclear. Para las naciones sería bastante difícil separar el control de las diferentes tecnologías. Es más, uno de los posibles objetivos de EE. UU. del desarrollo de misiles hipersónicos es adquirir la capacidad de atacar de forma preventiva pequeños arsenales nucleares como los de Corea del Norte, en lugar de, por ejemplo, China. Sin embargo, las capacidades nucleares y en materia de misiles de Corea del Norte han avanzado rápidamente. Cuando llegue el momento del despliegue de la tecnología hipersónica, quizás ya no sea posible estructurar las capacidades hipersónicas de EE. UU. de modo de amenazar las armas nucleares de Corea del Norte, pero no las de China. Y, aun cuando fuera posible, mediante acuerdos diplomáticos o restricción unilateral, mantener las capacidades hipersónicas de EE. UU. limitadas a una escala pequeña, Rusia y China seguirían estando preocupadas por la posibilidad de una futura expansión.

En segundo lugar, los sistemas hipersónicos no persiguen necesariamente lanzar armas convencionales. Algunos estados que cuentan con armas nucleares, preocupados por los avances futuros en materia de defensa contra misiles, están manteniendo la posibilidad de montar ojivas nucleares en vehículos reactores-planeadores o misiles de crucero hipersónicos. Los sistemas que permiten una gran maniobrabilidad, como estos, podrían aumentar considerablemente la capacidad de las ojivas nucleares para penetrar en el curso de la defensa contra misiles. Por lo tanto, es mucho lo que está en juego en el desarrollo de las ojivas nucleares, mucho más de lo que hay en juego en relación con el desarrollo de una nueva capacidad, puramente convencional. Por esta razón es posible que los países sean reacios a renunciar a los misiles hipersónicos.

En tercer lugar, aun cuando Washington no esté desarrollando misiles hipersónicos para atacar los arsenales nucleares de otras potencias nucleares, algunos analistas de Estados Unidos han manifestado interés por atacar blancos estratégicos no nucleares de esos países. Los misiles hipersónicos podrían formar parte de las denominadas operaciones de "supresión de defensa" que pretenden hacer frente a las capacidades de negación de acceso/negación de área ("anti-access/area denial") de China y otras naciones. También podrían atacarse blancos anti-satélites.

En momentos como este, en los que las tensiones entre los principales inversores en tecnologías hipersónicas parecen aumentar, se plantean importantes desafíos para el control de estas tecnologías. Las fricciones en aumento en el mar de la China Meridional son solo un ejemplo de las tensiones militares entre Estados Unidos y China en la región de Asia y el Pacífico. En Europa Oriental la OTAN y Rusia parecen dirigirse a una relación militar convencional más hostil. En estas circunstancias los líderes nacionales por lo general se muestran más interesados en invertir en nuevas tecnologías militares que en controlarlas, especialmente en tecnologías que pueden ser la clave de la victoria en futuros campos de batalla.

Medidas factibles. En vista de lo anterior, será difícil prohibir los programas de investigación y desarrollo para misiles hipersónicos. Es posible que puedan adoptarse medidas de transparencia limitadas, como el intercambio de información y las notificaciones, pero incluso estos mecanismos requerirán esfuerzos constantes y compromiso de los jugadores principales.

A corto plazo lo mejor a lo que puede llegarse de manera realista es a las medidas unilaterales de reducción de riesgos (respaldadas por esfuerzos diplomáticos que generen confianza en esas medidas). Por ejemplo, los países con armas nucleares deberán abstenerse por su propio beneficio de llevar adelante estrategias de desarrollo que impliquen usar misiles hipersónicos contra blancos nucleares. La Ley de Autorización de la Defensa Nacional de 2013 de EE. UU. obligó al Departamento de Defensa a llevar a cabo un estudio sobre la capacidad de Washington de "neutralizar" las redes subterráneas chinas, en las que se despliegan algunas armas nucleares, con "fuerzas convencionales y nucleares". Este tipo de estudio sugiere que existe un interés real en atacar armas nucleares a través de medios convencionales, pero debe evitarse escrupulosamente cualquier cosa de esta naturaleza.

De la misma forma deben analizarse cuidadosamente las estrategias que puedan exacerbar la "niebla de guerra". Por ejemplo, si bien los ataques preventivos con misiles hipersónicos contra centros de mando, control y comunicación pueden ser una forma útil de hacer frente a las capacidades de negación de acceso/negación de área, también se corre el riesgo de "cegar" y confundir a los mandos del adversario, al punto que los tomadores de decisiones crean por error que empezó un ataque nuclear. Esto significaría un grave riesgo de intensificación accidental. Debe rechazarse cualquier estrategia que dificulte la distinción entre guerra convencional y nuclear. Los países que desplieguen armas hipersónicas deberán adoptar enérgicamente medidas unilaterales que prevengan la desestabilización, si de todos modos se van a utilizar estas tecnologías.

 

Tecnología nueva, riesgos conocidos

Si su desarrollo resulta exitoso, los misiles hipersónicos cubrirán grandes distancias en un breve periodo de tiempo. Algunos observadores sostienen que, si esos misiles caen en las manos de un país que pretende derrotar los sistemas de defensa de alerta temprana y contra misiles de un adversario, representarían una grave amenaza para la seguridad global y que, por lo tanto, se deberían prohibir. Esta idea es cuestionable. La tecnología relacionada con los misiles hipersónicos tiene todavía mucho camino para recorrer, sin embargo, aun cuando se perfeccione, no acarreará mucho más riesgo para la seguridad del que actualmente implican los sistemas de armas desplegadas, como los misiles balísticos.

De hecho, los vehículos de reentrada de los misiles balísticos ya funcionan a velocidades hipersónicas durante una parte importante de su trayectoria de vuelo. Por ejemplo, el vehículo de reentrada de un misil balístico de rango intermedio con un alcance de, digamos, 3000 kilómetros, viaja a velocidades hipersónicas hasta descender a una altitud de 30 kilómetros (unos 30 segundos desde el impacto). No obstante, por lo general se acepta y justifica la amenaza que estas armas implican. Los sensores son capaces de rastrear el vuelo de los misiles balísticos, y los sistemas de defensa contra misiles cada vez son más sólidos.

El problema de la diferenciación. Los misiles que viajan a velocidades hipersónicas, es decir, a cinco veces la velocidad del sonido o más, tienen la ventaja de ofrecer un alcance alto, una velocidad alta y cortos tiempos de vuelo. Ningún país ha desarrollado aún un sistema hipersónico, pero muchos están llevando a cabo investigaciones y desarrollo. Las vías principales de investigación son los misiles de crucero hipersónicos y los vehículos planeadores hipersónicos. Los países que se dedican al desarrollo de la tecnología hipersónica se enfocan principalmente en los vehículos planeadores, que pueden utilizarse en combinación con los misiles balísticos existentes (ya sea intercontinentales, de alcance intermedio o lanzados desde submarinos). Los misiles balísticos lanzarían los vehículos planeadores hasta su altura de lanzamiento y, a continuación, se permitiría a los vehículos planeadores planear en descenso a velocidades hipersónicas. Por otro lado, los misiles de crucero hipersónicos se lanzan hasta su altura y velocidad de funcionamiento con una plataforma de misil adecuada (no balístico) y son propulsados luego por un estatorreactor a combustión supersónica. El alcance de estos misiles depende de la cantidad de combustible que puedan llevar.

Un problema potencial que presentan los misiles hipersónicos es cómo diferenciar el lanzamiento de un vehículo planeador o misil de crucero provisto de armas convencionales del lanzamiento de un arma estratégica. ¿Cómo pueden estar seguros otros países del tipo de ojiva que porta un misil? A su vez, los misiles hipersónicos también están diseñados para ser manipulables, de modo que es posible malinterpretar el objetivo perseguido por un misil. Por ejemplo, un país podría entender que sus fuerzas nucleares están siendo atacadas cuando, en realidad, sus fuerzas convencionales son el objetivo.

Enfoque poco práctico. En lo que a tecnología hipersónica respecta, Estados Unidos es el líder y quien marca las tendencias, mientras que los demás países simplemente tratan de ponerse al día. China está ahora haciendo inversiones en tecnología de misiles hipersónicos y muchos países se ven obligados a hacer lo mismo.

Cada vez que las naciones realizan pruebas para demostrar la velocidad, el alcance, la precisión y exactitud de un sistema de armas, surgen preguntas en relación con las intenciones de dichos países (así como sobre las implicaciones de los mismos sistemas de armas). Cuando las armas hipersónicas están implicadas, es real la ambigüedad en torno a las intenciones nacionales. Esto puede llevar a la desestabilización y quizás a un escenario de conflicto agravado. No obstante, la solución de estos problemas no radica en la prohibición de las pruebas de misiles hipersónicos, sino más bien en entender las amenazas, manejarlas y adoptar medidas que generen confianza.

Incluso en la situación actual, sin misiles hipersónicos desplegados, hay ambigüedad cuando, por ejemplo, los misiles convencionales y estratégicos de un país caen dentro de una estructura de mando y control común. Además, los lanzamientos de misiles de los países que adoptan la estrategia de negación de acceso/negación de área ("anti-access/area denial") pueden ser ambiguos, tanto en términos del tipo como del objetivo de las ojivas.

Establecer una moratoria para las pruebas hipersónicas no es un enfoque práctico para solucionar estos problemas. El hecho es que estos países adoptarán decisiones sobre el despliegue y las pruebas de armas hipersónicas sobre la base del poder y la competencia relativos. Si Estados Unidos desarrolla con éxito la tecnología hipersónica, podemos estar seguros de que Rusia y China harán lo mismo. Es posible que otros países, como la India, también sigan su ejemplo. Los países que están en las primeras etapas de la tecnología hipersónica no van a querer estar en desventaja con los países con una tecnología más avanzada. De hecho muchos países considerarían una moratoria para la discriminación en las pruebas y, lo que es más importante, la tecnología hipersónica tiene aplicación en el dominio del espacio civil, en las áreas de sistemas de transporte espacial, módulos de reentrada, aterrizaje y reutilización. Los avances tecnológicos en el terreno del espacio civil exigen que se hagan pruebas, y los países que apuestan a estas aplicaciones en el ámbito civil se opondrían a cualquier mecanismo que les negara la libertad de realizar pruebas.

Crear confianza. Es cierto, la tecnología hipersónica conlleva el riesgo de que se identifiquen equivocadamente los lanzamientos de misiles, sin embargo, los vehículos de reentrada lanzados por misiles balísticos que vuelven a ingresar a velocidades hipersónicas no son nuevos. Es complicado entender la trayectoria de reentrada de los misiles hipersónicos por vehículos de reentrada manipulables, pero esto también se aplica a los misiles balísticos existentes. La comunidad internacional ha respondido a la ambigüedad y los riesgos intensificados de los misiles balísticos con medidas que mitigan los riesgos, sistemas de detección y defensa, y con esfuerzos para mantener un equilibrio entre las capacidades de disuasión y toma de represalias. Este enfoque deberá reproducirse exactamente para los misiles hipersónicos.

Estados Unidos dijo que usará misiles hipersónicos para complementar sus capacidades convencionales, y no para lanzar ojivas nucleares. Acogemos con beneplácito ese enfoque. Esta política, desde el mismo comienzo de un conflicto, puede mantener alejada la opción nuclear. Es importante que otros países que desarrollan tecnología de misiles hipersónicos adopten políticas similares.

Otro paso importante es implementar medidas que generen confianza. Estas medidas no pueden implicar solo a Estados Unidos y Rusia, como sucedía frecuentemente en el pasado, sino que también debe incluirse a otros países que hacen pruebas de tecnologías hipersónica, tanto para usos civiles como militares. Una medida importante para generar confianza sería especificar que los misiles hipersónicos se usen solo con ojivas no nucleares, mientras que otras medidas útiles incluirían notificar las pruebas por anticipado, elegir ubicaciones separadas e inconfundibles para los lanzamientos para las pruebas de misiles hipersónicos, y establecer restricciones a las pruebas en el mar.

La tecnología de misiles hipersónicos todavía está en grado de desarrollo, la producción y el despliegue no son inminentes. En este momento sería prematuro considerar prohibir las pruebas de armas, especialmente cuando la tecnología hipersónica también tiene aplicaciones en el ámbito civil. El mejor camino a seguir es destinar este tiempo antes del despliegue a debatir sobre los riesgos de los misiles hipersónicos y a desarrollar elementos disuasivos para su uso, así como a idear las medidas necesarias para generar confianza.

 

Simplemente digamos “no”

Los vuelos hipersónicos pueden parecer muy divertidos, pero no son para ustedes. Son para armas que probablemente solo se usarán en los albores de una guerra nuclear.

Ninguna nación ha podido desarrollar hasta ahora misiles no balísticos que vuelen distancias largas a una velocidad de 5 Mach (cinco veces la velocidad del sonido) o superior, aunque Estados Unidos y China están realizando pruebas. Rusia e India dicen que están desarrollando conjuntamente un misil hipersónico y Pakistán, por supuesto, tiene que hacer lo mismo que hace la India. Francia se dará cuenta de que no podrá ser Francia sin misiles hipersónicos, Gran Bretaña tampoco puede titubear, y así continuará la cosa, en una nueva versión de una vieja carrera armamentista que aún sigue llevando solo a puntos muertos o limbos. Afortunadamente existe una forma simple, sin riesgos y que puede verificarse perfectamente de evitar esta sombría perspectiva: prohibir las pruebas de misiles hipersónicos.

¿Por qué alguien querría a fin de cuentas los misiles hipersónicos? Desde hace más de medio siglo los misiles balísticos han demostrado que pueden lanzar ojivas sobre la atmósfera y dar en cualquier blanco del mundo en minutos. El concepto de los misiles hipersónicos, que se abrirían pasoa través de la atmósfera a una fracción de la velocidad, también ha estado presente desde hace casi el mismo tiempo, pero las condiciones extremas, las altas temperaturas y los efectos corrosivos de los vuelos hipersónicos han frustrado todos los esfuerzos tendientes a desarrollar armas prácticas. Los misiles balísticos son más sencillos, más baratos y más rápidos, y pueden derrotar sin inconvenientes las defensas contra misiles con señuelos poco importantes y otras medidas de contrapartida sencillas.

Con sus altos costos y pequeñas cargas útiles, los misiles hipersónicos no son compatibles con campañas militares prolongadas, aunque sí podrían ser útiles como armas de "punta de lanza". Armadas con ojivas convencionales y su propia energía cinética, podrían atacar naves, radares y antenas de comunicación, bunkers de mando y armas, campos de aviación, lanzamisiles y otros blancos estratégicos. También podrían portar ojivas nucleares y volar debajo de los radares que vigilan los misiles balísticos. Algunos estrategas estadounidenses proponen que las armas hipersónicas se utilicen para el "ataque global inmediato convencional" sin el riesgo de que puedan confundirse con un ataque nuclear. Sin embargo, Washington sostiene que China pretende utilizar sus hipersónicos para ataques nucleares.

Las pruebas hasta ahora. Hay dos tipos principales de misiles hipersónicos: los vehículos reactores-planeadores y los misiles de crucero de vuelo propulsado.

En el primer caso se utiliza un cohete para lanzar un planeador en una alta trayectoria hacia el espacio. Cuando vuelve a entrar en la atmósfera, el planeador se detiene para volar horizontalmente, sin motor, hasta miles de millas a las velocidades iniciales del rango alto hipersónico, de 10 a 20 Mach (de unas 7000 a 14.000 millas por hora).

Estados Unidos llevó a cabo pruebas en un vehículo reactor-planeador en el punto más alto de este rango de velocidad en los años 2010 y 2011, pero no obtuvo buenos resultados. Otro programa denominado "Arma Hipersónica Avanzada" (en inglés: Advanced Hypersonic Weapon) que tiene por objeto velocidades más bajas (alrededor de 12 Mach) alcanzó aparentemente los resultados esperados en noviembre de 2011. Sin embargo, en una segunda prueba efectuada en agosto de 2014, esta misma arma explotó sobre la base de lanzamiento. Entretanto, China realizó tres pruebas de su propio vehículo planeador hipersónico, conocido como el WU-14, en el 2014. La segunda prueba llevada a cabo por China en agosto fue un estrepitoso fracaso, mientras que se da ampliamente por sentado que las pruebas realizadas en enero y diciembre constituyeron al menos éxitos parciales. Hace pocas semanas se informó que se había realizado una cuarta prueba, que aparentemente también había sido exitosa.

Por otro lado, los misiles de crucero hipersónicos son lanzados inicialmente por un pequeño cohete para luego ser propulsados por un estatorreactor a combustión supersónica para volar en el rango hipersónico inferior -de 5 a 10 Mach, o alrededor de 3000 a 7000 millas por hora- y cubren distancias de hasta unas 600 millas. Estas armas serían perfectamente adecuadas para ataques navales, terrestres desde plataformas aéreas o navales, o para ataques sorpresivos transfronterizos entre países vecinos.

En mayo de 2013 Estados Unidos se convirtió en el primer país conocido en obtener resultados positivos en las pruebas de este tipo de misiles, el X-51A, un prototipo del arma de ataque de alta velocidad planificada, que planearía a una velocidad de 5 Mach. No obstante, aparentemente China está trabajando en tecnología similar y estudiando las formas de utilizarla. Entretanto Rusia y China están comercializando conjuntamente un misil de crucero supersónico propulsado por un estatorreactor conocido como BrahMos, basado en un diseño de la era soviética. Anunciaron que proyectan desarrollar una versión hipersónica del misil llamado BrahMos 2, que afirman que volará a una velocidad de 7 Mach.

No más pruebas. En las pruebas que se han realizado hasta ahora los resultados exitosos obtenidos han demostrado que es posible construir armas hipersónicas funcionales y que, de hecho, si se sigue trabajando en eso, es muy probable que los hipersónicos se conviertan en una realidad en la próxima década. Por otro lado, los fracasos demuestran que desarrollar armas hipersónicas confiables y útiles para fines militares es imposible sin pruebas.

Prohibir las pruebas de armas hipersónicas implicaría un fuerte control armamentístico. Ningún país basaría sus planes estratégicos preventivos de ataque en armas que no hayan sido examinadas en profundidad, depuradas de fallos y cuya fiabilidad se haya demostrado.

La prohibición también podría verificarse. Si bien los misiles hipersónicos pueden desarrollarse hasta cierto punto en laboratorios y túneles de viento, las pruebas completas necesarias para confirmar el desempeño y solucionar los problemas solo pueden llevarse a cabo al aire libre, a plena vista de los sensores ubicados en el espacio, el mar, la tierra, e incluso en manos de personas normales y corrientes.

Podría comenzar con una moratoria informal. Estados Unidos, China, Rusia o India podrían iniciar una moratoria anunciando que suspenden los planes de pruebas hipersónicas futuras, invitando, a su vez, a otros países a posponer sus propias pruebas en búsqueda de una prohibición permanente. Con el tiempo podría organizarse una convención en la que se negociarían los parámetros detallados de una prohibición global y en la que podría redactarse un tratado formal.

Comenzar o unirse a una moratoria en las pruebas y adherir a la prohibición implicaría muy pocos riesgos. Los misiles hipersónicos representan una intensificación de la amenaza estratégica pero son apenas suficientes para asegurar un primer ataque de neutralización exitoso. A su vez, ninguna nación podría perfeccionar y luego producir en masa secretamente estas armas con la rapidez suficiente, de modo que los rivales no tendrían ninguna chance de ponerse al corriente.

Separar la paja del grano. Algunas personas sostendrán que prohibir los misiles hipersónicos evitará que se desarrollen "aviones espaciales" hipersónicos que puedan atravesar los océanos en una hora o volar a la órbita. La realidad es que es muy dudoso que estos conceptos puedan sostenerse económicamente. Sin embargo, la prohibición de pruebas de misiles hipersónicos no tiene por qué ser un obstáculo. Es fácil distinguir los misiles de los vehículos mucho más grandes que podrían funcionar como aviones espaciales. Un tratado podría especificar los criterios técnicos necesarios para hacer esa distinción, así como expresar la intención de no obstaculizar las actividades pacíficas.

Los misiles hipersónicos son solo un aspecto de una estratégica carrera armamentista renovada entre las principales potencias de armas nucleares del mundo. Este peligro que ha vuelto a surgir se debe, entre otras cosas, a los resentimientos entre las rivalidades geopolíticas, los cambios en el poder económico y las nuevas armas que son posibles gracias a la tecnología emergente. Hasta ahora el mundo ha fracasado en volver a meter al genio nuclear dentro de la botella, y ahora otros genios están saliendo: las armas espaciales, las guerras informáticas, los drones y las armas autónomas. En el horizonte asoman armas basadas en la biología sintética y la nanotecnología.

En este contexto, la prohibición de las pruebas de armas hipersónicas es una oportunidad sencilla y muy importante para resistir el ataque de la tecnología de armas desestabilizadora. Digamos simplemente "no" a las armas hipersónicas.

 

Round 2

Los hipersónicos llegaron para quedarse

Mi colega de mesa redonda, Mark Gubrud, apela a una prohibición de las pruebas de misiles hipersónicos, propuesta que parece poco probable teniendo en cuenta que el ritmo del desarrollo de los misiles hipersónicos es cada vez más rápido.

El 7 de junio China llevó a cabo la cuarta prueba de su vehículo planeador hipersónico, el WU-14. Se afirmó que el vehículo viajó a una velocidad de 10 Mach, y las pruebas implicaron aparentemente "maniobras extremas". Hasta ahora China ha efectuado cuatro pruebas de hipersónicos en un lapso de 18 meses, lo que indica que para Beijing el desarrollo de la tecnología hipersónica es un tema de gran urgencia y prioridad.

Rusia está desarrollando su propio vehículo planeador hipersónico, el Yu-71. Las tres pruebas efectuadas desde septiembre de 2013 (inclusive una prueba en febrero de este año) aparentemente no tuvieron éxito. Sin embargo, los rusos tienen los recursos tecnológicos necesarios para desarrollar con el tiempo un vehículo planeador hipersónico satisfactorio.

El ejército de EE. UU. sufrió un revés el pasado agosto en una prueba de su Arma Hipersónica Avanzada. Sin embargo, este país tiene un largo camino recorrido en el desarrollo de la tecnología hipersónica y lo que sucedió el verano pasado no frustrará los planes de Washington.

Los sistemas de armas ofrecen una verdadera fuerza disuasiva solo cuando sus capacidades se demuestran mediante pruebas. No se puede concebir ninguna circunstancia en la que países cuyos planes de seguridad incluyan los misiles hipersónicos aboguen por o respalden una prohibición de pruebas de misiles hipersónicos. Por el contrario, parecen estar seguros de efectuar las pruebas a fin de perfeccionar su tecnología. Quizás pueda hablarse de una prohibición de pruebas, luego de que la hayan perfeccionado.

Puede ser instructivo remitirse en retrospectiva al Tratado de prohibición parcial de pruebas nucleares de 1963, que prohibió las pruebas de armas nucleares en la atmósfera y en otros entornos. Al momento de implementar el tratado, cuatro naciones ya habían llevado a cabo pruebas en la atmósfera (Estados Unidos, la Unión Soviética, Gran Bretaña y Francia). Estados Unidos y la Unión Soviética también habían efectuado pruebas nucleares en el espacio y adquirido conocimientos de primera mano sobre las desastrosas consecuencias de los ensayos en el espacio. Desde 1980 no se han llevado a cabo más pruebas en la atmósfera, pero la prohibición de pruebas pudo negociarse exitosamente solo después de que las naciones clave habían demostrado la fiabilidad de sus diseños de armas mediante una cantidad adecuada de pruebas.

Entretanto, a pesar de que algunos países han llevado a cabo pruebas de armas antisatélites destructoras de energía cinética, y que los peligros que acarrean estas pruebas son muy conocidos, la comunidad internacional no está trabajando para que se prohíban las armas antisatélite. En lugar de eso debate sobre códigos de conducta, normas de circulación, etc. Para decirlo en términos sencillos, las naciones por lo general no se apresuran a prohibir las pruebas de nuevas armas.

La sugerencia de Gubrud de que Estados Unidos, China, Rusia o India inicien una moratoria informal de pruebas no tiene ninguna posibilidad. La tecnología hipersónica aún no ha alcanzado la madurez en cuanto a su diseño, a diferencia de la tecnología de armas nucleares a principios de los sesenta. Por consiguiente, es descabellado esperar que Washington, Beijing o Moscú propongan una moratoria en las pruebas. La prioridad de la India será alcanzar el nivel necesario para efectuar las pruebas.

Aun algunos países que no están desarrollando actualmente hipersónicos probablemente, en respuesta a escenarios amenazantes reales o supuestos, se unirán a las filas del desarrollo de misiles hipersónicos. Incluso otras naciones, aun sin tener la capacidad técnica necesaria para desarrollar misiles hipersónicos, se opondrían a la prohibición de pruebas porque quizás algún día deseen comprar misiles hipersónicos, o porque creen que podrían beneficiarse de la proliferación de la tecnología hipersónica.

Con tanto poder destructivo ya existente, es dudosa la necesidad de los misiles hipersónicos, pero, lamentablemente, en el mundo real son los países poderosos y con desarrollo tecnológico los que manejan la agenda, y esta tiende a distar bastante de conceptos idealistas. Los misiles hipersónicos llegaron para quedarse a pesar de que, como Tong Zhao escribió en la Primera Ronda, las naciones que planifiquen desarrollar y desplegar armas hipersónicas "deberán adoptar enérgicamente medidas unilaterales que prevengan la desestabilización".

 

Obstáculos políticos, enredos técnicos

En esta mesa redonda se pidió a los participantes que valoraran la amenaza para la seguridad global que representan los misiles hipersónicos. Sin embargo, hasta ahora los autores no han manifestado discrepancias importantes sobre la idea de que los misiles hipersónicos son desestabilizantes. Así que la pregunta pasaría a ser si, a pesar de todo, las naciones se embarcarán en una competencia de armas hipersónicas a gran escala.

La mayoría de las personas, incluyéndome, preferirían responder que "no." Como mi colega Mark Gubrud escribió enérgicamente en la primera ronda, “Hasta ahora el mundo ha fracasado en volver a meter al genio nuclear dentro de la botella, y ahora otros genios están saliendo.” Los misiles hipersónicos son un genio que, como Gubrud cree y yo también, deben permanecer en la botella. Sin embargo, prohibir las pruebas de misiles hipersónicos no será tan fácil como sugiere Gubrud.

En primer lugar, en Estados Unidos la convicción de que las innovaciones tecnológicas son la mejor forma de abordar los desafíos para la seguridad es casi una religión indestructible. Muchos funcionarios y analistas de ese país están convencidos de que la tecnología hipersónica representa la siguiente revolución en asuntos militares y, así como Rusia y China no han logrado persuadir a Estados Unidos de limitar su defensa contra misiles, es difícil imaginar que alguien pueda persuadir a Washington para que acepte poner límites a sus investigaciones y al desarrollo de hipersónicos.

En segundo lugar, Rusia y China -que también son unos de los principales inversores en tecnología hipersónica- no perciben que los misiles hipersónicos sean la única amenaza para sus capacidades de disuasión nuclear. También albergan serias dudas sobre las armas convencionales de precisión que viajan por debajo de las velocidades hipersónicas. La prohibición de pruebas hipersónicas no eliminará por sí misma las dudas de Rusia y China sobre la supervivencia de sus fuerzas disuasivas, entonces, ¿cuáles son los incentivos de estos países para prohibir las pruebas hipersónicas?

En tercer lugar, Rusia y China parecen buscar justamente los misiles hipersónicos porque están preocupadas por la supervivencia de sus fuerzas nucleares. Por ejemplo, las inversiones rusas en la tecnología, parecen estar motivadas por el deseo de contar con un sistema vector que pueda penetrar en cualquier sistema de defensa contra misiles de EE. UU. Esto mismo parece aplicarse a China. Si no pueden resolverse las inquietudes de Moscú y Beijing sobre los sistemas de defensa contra misiles de Estados Unidos, será muy difícil persuadir a Rusia o China para que acepten una prohibición o moratoria en las pruebas de hipersónicos. A su vez, las controversias entorno a las defensas contra misiles, están de hecho volviéndose cada vez más intensas en medio de la crisis de Ucrania, con algunos analistas de EE. UU. que proponen abiertamente que las defensas contra misiles de su país ataquen misiles rusos.

Complicaciones técnicas. Más allá de estas consideraciones estratégicas, la prohibición de pruebas hipersónicas será más difícil de alcanzar de lo que espera Gubrud, debido a varios problemas técnicos. En primer lugar, los misiles de crucero hipersónicos se basan en tecnología de estatorreactores, que también puede tener usos civiles. Consciente de este problema, Gubrud propuso en la primera ronda que se autorizaran las pruebas de "vehículos que podrían funcionar como aviones espaciales". Sin embargo, esto crearía una laguna tan grande que destruiría la utilidad de la prohibición de pruebas. De hecho, los "aviones espaciales" que podrían someterse a pruebas según la propuesta de Gubrud, serían vehículos muy atractivos para entregar municiones o realizar otras misiones militares. Es más, el desarrollo de grandes aviones espaciales para uso civil podría muy bien comenzar con la construcción y prueba de vehículos más pequeños, que podrían ser muy difíciles de distinguir de los misiles de crucero hipersónicos. Además, sería incluso posible construir misiles que de hecho fueran versiones a escala reducida de grandes aviones espaciales.

En segundo lugar, es probable que no sea posible distinguir de forma verificable vehículos hipersónicos reactores-planeadores de misiles balísticos existentes guiados por terminales. Ambas tecnologías se basan en propulsores para lanzar vehículos de reentrada manipulables a su altura de lanzamiento, para que los vehículos de reentrada viajen luego a velocidades hipersónicas. Las únicas diferencias radican en dónde termina la trayectoria balística y qué tan manipulables son esos vehículos. Los misiles balísticos guiados por terminales ya se están probando y desarrollando, como queda demostrado por el misil balístico antibuque chino DF-21D. Puede ser imposible desde el punto de vista técnico establecer distinciones claras entre estas armas y los misiles hipersónicos.

Me encantaría que demostraran que estoy equivocado, pero no creo que pueda implementarse una prohibición de pruebas a cercano plazo. Falta motivación política y los desafíos técnicos son reales. Sin embargo, es necesario debatir urgente y exhaustivamente sobre los pros y contra de desarrollar y desplegar misiles hipersónicos. Los programas de desarrollo de hipersónicos no pueden seguir estando guiados por la tecnología, sino por deliberaciones holísticas y estratégicas.

 

Hipersónicos: por qué si y por qué no

Para muchas personas la esperanza en el futuro se resume en las palabras de George Bernard Shaw: Ves las cosas y dices, '¿por qué?', pero yo sueño con cosas que nunca sucedieron y digo '¿por qué no?' Sin embargo, cuando una renaciente carrera armamentista, propulsada en parte por los sueños de diseñadores de armas, amenaza al mundo, la esperanza debe comenzar preguntándose ¿por qué?”

En la primera ronda, ni Rajaram Nagappa ni Tong Zhao dieron argumentos convincentes sobre por qué deberían desarrollarse los misiles hipersónicos. En su lugar, ambos autores aclararon algunas de las razones por las que el desarrollo de estas armas es peligroso y no deseable. Sin embargo, los dos pareces asumir que, en ausencia de una razón especial muy convincente para hacer lo contrario, los misiles hipersónicos se van a desarrollar.

Nunca sostuve que los misiles hipersónicos representen más que una pequeña intensificación de una amenaza pero, como parecen concordar Nagappa y Zhao, estas armas son más apropiadas para un ataque estratégico. La prohibición de pruebas sería una forma simple, verificable y una medida de control de armas sumamente efectiva para bloquear una peligrosa vía de una carrera armamentista sumamente peligrosa. Ahí es donde yo me pregunto ¿por qué no?

Nagappa desecha esta idea, considerando que "no es un enfoque práctico”. Zhao escribe que "no puede llegarse a ello de manera realista. Sin embargo, ninguno sostiene que la prohibición de pruebas sea contraproducente o no pueda verificarse, o que no pueda bloquear el desarrollo de los misiles hipersónicos. Mis colegas de mesa redonda simplemente son pesimistas.

No sería particularmente difícil. Para estos dos autores la prohibición de pruebas sería técnicamente difícil de negociar. Creo que, en comparación con otros problemas que presenta el control de armas, este no es particularmente difícil. Nagappa desdibuja el límite entre los misiles balísticos e hipersónicos cuando escribe que los vehículos de reentrada de los misiles balísticos viajan a "velocidades hipersónicas". Sin embargo, la mayoría de su trayectoria se da sobre la atmósfera, donde no se aplica el concepto de vuelo hipersónico; los misiles hipersónicos se definen por su capacidad de resistir el paso a través de la atmósfera a través de largas distancias a velocidades hipersónicas. Zhao afirma que "no puede hacerse ninguna distinción técnica" para delimitar las armas cuyas pruebas se prohibirían. Sin embargo, el tamaño, la velocidad, el tipo de propulsión y la distancia del vuelo hipersónico son algunos de los criterios que pueden usarse.

Lo que puede dar lugar a dificultades en las negociaciones es la falta de voluntad política, en especial si las pruebas continúan y las partes tratan de manipular los parámetros técnicos de una prohibición, a fin de incluir o excluir determinados sistemas en desarrollo. Esta es una buena razón para comenzar los esfuerzos en pos de la prohibición de las pruebas con una moratoria unilateral indicativa de buena fe y de un propósito común.

Nagappa sostiene que algunos países considerarían discriminatoria la prohibición de pruebas, dado que Estados Unidos, China y Rusia ya han hecho pruebas con prototipos experimentales. Sin embargo, si existiera una prohibición de pruebas, todas las naciones deberían renunciar a desarrollar armas reales, utilizables. Entretanto, la brecha de conocimientos entre los países se cerraría con el tiempo debido al desarrollo y la difusión de tecnologías espaciales, de materiales y propulsión relacionadas (cuyos usos pacíficos no tienen por qué verse impedidos por una prohibición de pruebas de misiles).

Poco uso, verdadero peligro. Zhao da un crédito importante a la utilidad militar de las armas hipersónicas. Me pregunto qué tan útiles pueden ser. Los misiles hipersónicos son caros. Su letalidad se ve limitada por sus pequeñas cargas útiles, a menos que porten ojivas nucleares. Los misiles balísticos alcanzan los blancos con más rapidez. Los misiles de crucero subsónicos pueden ser sigilosos y buscar blancos pequeños, mientras que las temperaturas extremas y fuerzas generadas por misiles en vuelo hipersónico anunciarían su presencia y los mantendría ciegos. En el escenario que menciona Zhao de un ataque de EE. UU. a armas nucleares de Corea del Norte, los misiles balísticos o de crucero subsónicos lanzados desde el aire, el mar o la tierra en las cercanías, podrían alcanzar tiempos de vuelo más cortos y una mayor letalidad que los hipersónicos lanzados desde más lejos. Los misiles hipersónicos tampoco son necesarios para garantizar la disuasión nuclear. Pueden ser inmunes a las defensas contra misiles balísticos que no están diseñadas para interceptarlos, pero serían vulnerables a las defensas adecuadas. Tampoco podrían derrotar las defensas con señuelos poco importantes, como sí pueden hacerlo los misiles balísticos.

Si se desarrollan, los misiles hipersónicos no serían las primeras armas de dudosa utilidad que logran contaminar las relaciones internacionales, agravar una carrera armamentista y aumentar el riesgo de guerra. Pero, de nuevo, ¿por qué hacer esto? ¿La prohibición de pruebas no sería una alternativa mejor?

 

Round 3

Lo que es posible: reducir los daños causados por hipersónicos

Una paradoja central de la competencia de armas hipersónicas que existe en la actualidad es que Estados Unidos -el pionero y favorito de la competencia- hasta ahora no se ha asegurado ninguna ventaja militar de la tecnología hipersónica pero ya percibe una amenaza que surge de la misma. De hecho, un informe del comité de la Cámara de Representantes de EE. UU. de 2015 sobre la ley de autorización de la defensa manifiesta preocupación porque "China y otros países competidores plantean un reto cada vez mayor para la tecnología de vanguardia de Estados Unidos en…armas hipersónicas". El informe exige al Pentágono "explicar cómo el Departamento de Defensa pretende desarrollar y desplegar una capacidad defensiva para hacer frente a esta nueva amenaza". Así pues, la competencia en materia de hipersónicos, al igual que otras competencias en tecnología militar, rápidamente se está volviendo un espiral que se refuerza a sí mismo. Las naciones interesadas en los misiles hipersónicos, convencidas de que las armas más rápidas son las armas del futuro, adoptan los hipersónicos sin pensar en las ventajas y desventajas, y especialmente sin pensar en las reacciones de otros países.

Mi colega de mesa redonda, Mark Gubrud, con su propuesta de una prohibición de pruebas para misiles hipersónicos, está buscando soluciones a la competencia hipersónica. Lo aplaudo por esto, y también comparto su escepticismo general sobre el valor militar de los misiles hipersónicos. En lo que no estamos de acuerdo es en la viabilidad de la prohibición de las pruebas.

Gubrud propone que el camino hacia la prohibición de pruebas comience con una moratoria unilateral. Sin embargo, esta idea no irá muy lejos si Estados Unidos no acepta participar, y Estados Unidos ha mostrado poco interés en los compromisos de control de armas que no pueden verificarse de forma eficaz. Un ejemplo destacado en este sentido es el Tratado sobre la prevención del emplazamiento de armas en el espacio ultraterrestre, una medida de control de armas propuesta por Rusia y China en 2008 pero que Washington ha rechazado reiteradamente, en gran medida debido a cuestiones relacionadas con la verificación. A pesar de lo que cree Gubrud, la prohibición de pruebas de hipersónicos no sería para nada fácil de verificar, por las razones técnicas que mencioné en la Segunda Ronda.

Así pues, ¿cuál es una respuesta factible a los problemas que implican los hipersónicos? A pesar de que dista de ser ideal, un primer paso sería que las naciones se abstuvieran unilateralmente de adoptar políticas desestabilizantes en relación con el despliegue y uso de la tecnología hipersónica. En la Primera Ronda presenté algunas ideas específicas en este sentido. En primer lugar, las naciones podrían comprometerse a no utilizar misiles hipersónicos contra objetivos nucleares. En segundo lugar, podrían renunciar a estrategias, como ataques hipersónicos preventivos contra centros de mando, control y comunicación, que puedan intensificar la "niebla de guerra" y dar lugar a intensificaciones accidentales.

Entretanto, mi colega de mesa redonda, Rajaram Nagappa, ha pedido a todos los países que se abstengan de armar a los misiles hipersónicos con ojivas nucleares. La propuesta de Nagappa, al mantener una clara distinción entre los sistemas vectores nucleares y convencionales, contribuiría a la estabilidad. Ahora bien, la implementación o no de su propuesta dependerá en gran medida de cómo perciban las amenazas Rusia y China en relación con las capacidades futuras de defensa contra misiles de EE. UU. Es decir, Moscú y Beijing procuran armas hipersónicas principalmente como protección contra las futuras defensas contra misiles de Estados Unidos, que podrían socavar la capacidad de Rusia y China de lanzar sus capacidades de disuasión nuclear con misiles balísticos. Gubrud sugiere que sería relativamente fácil defenderse contra los misiles hipersónicos en sí mismos, pero no estoy tan seguro. En particular, desde una perspectiva técnica representaría todo un desafío construir una "zona de defensa" (en contraposición a un "punto de defensa", más manejable) contra misiles hipersónicos. En esta etapa del desarrollo de los hipersónicos, las inseguridades técnicas hacen que sea imposible sacar conclusiones definitivas sobre la eficacia de los misiles y su vulnerabilidad a las medidas de defensa.

Será muy difícil generar consenso a favor de una prohibición de pruebas. Un enfoque más práctico es que los Estados se aseguren de que, si se van a construir y desplegar, los misiles hipersónicos se incluyan en los debates sobre el control de armas nucleares y que se dé cuenta de los mismos en los acuerdos que limitan o reduzcan las armas estratégicas.

 

Misiles hipersónicos: adónde nos lleva la tecnología

Los participantes de esta mesa redonda están de acuerdo sobre un punto: que el mundo ya tiene suficiente capacidad destructiva y que no hay necesidad de agregar más. Sin embargo, mientras Mark Gubrud defiende la prohibición de las pruebas de misiles hipersónicos, Tong Zhao y yo pensamos que, para mejor o peor, la tecnología hipersónica ha llegado para quedarse.

El desarrollo de la tecnología por lo general adopta la forma de una curva en S. Las mejoras se producen lentamente en las primeras etapas del desarrollo, luego los avances permiten que se den con rapidez y, por último, se alcanzan los límites físicos de la tecnología y solo es posible hacer mejoras modestas. De esa forma, la curva se nivela. Los misiles balísticos ya llegaron a la última etapa. Los límites en su rendimiento solo pueden superarse a través del desarrollo de nueva tecnología, como la de los misiles hipersónicos.

Con su velocidad y rapidez de lanzamiento, los hipersónicos ofrecen una forma de conseguir y preservar la superioridad militar. Es inconcebible que las naciones que ya invirtieron en conseguir esa superioridad acepten una prohibición de las pruebas de hipersónicos.

Ahora bien, incluso si estuvieran dispuestas a hacerlo, la prohibición de pruebas -a pesar de lo que sostiene Gubrud- sería muy difícil de verificar. Tanto los vehículos planeadores como los misiles de crucero hipersónicos deben ser lanzados a sus alturas de lanzamiento por misiles balísticos. En consecuencia, tienen una firma infrarroja (que se monitorea desde el espacio) y una sección transversal de radar similar a la de un misil balístico. Como Tong Zhao escribió en la Segunda Ronda "puede ser imposible desde el punto de vista técnico establecer distinciones claras entre [misiles balísticos guiados por terminales] y los misiles hipersónicos".

Además, y nuevamente a pesar de lo que afirma Gubrud, la prohibición de pruebas implicaría una discriminación de los países que aún no comenzaron sus propios programas de pruebas. Gubrud escribe que una prohibición de pruebas no implicaría una discriminación en el ámbito militar porque "todas las naciones deberían renunciar a desarrollar armas reales, utilizables" ni en el ámbito civil porque "la brecha de conocimientos entre los países se cerraría con el tiempo". Sin embargo, yo creo que la brecha no se cerraría. La tecnología hipersónica tiene inherentemente dos usos, de manera que los países que desearan mantener sus ventajas militares evitarían celosamente difundir la tecnología hipersónica civil. Y, a fin de cuentas, ¿qué puede garantizar que la tecnología hipersónica civil no se aproveche para usos militares?

Soluciones inevitables. Gubrud se pregunta en la Tercera Ronda "cuál sería la ventaja [de los misiles hipersónicos]" y escribe que "sin ojivas nucleares estos no serían capaces de destruir muchos blancos difíciles y determinados". Sin conocer las especificaciones del diseño de los misiles hipersónicos es difícil especular sobre el tamaño de su carga útil, letalidad, costo, etc. No obstante, es cierto que los hipersónicos tendrían algunas limitaciones claras, por ejemplo, aparentemente solo los blancos determinados y fáciles serían vulnerables a su ataque. Sería mucho más difícil alcanzar objetivos en refugios sólidos, enterrados en profundidad. Los misiles hipersónicos podrían llegar a penetrar en las profundidades debido a que viajan a velocidades muy altas, pero en ese caso sus cargas útiles explosivas serían menores, y también sería menor el daño que podrían causar.

Este es solo uno de los muchos problemas que los países que desarrollan tecnología hipersónica deben resolver antes de poder desplegar estas armas. Ahora bien, a medida que la tecnología hipersónica avance inevitablemente por su curva en S, aparecerán las soluciones. La única pregunta es qué tan pronto ocurrirá esto. Esto depende, a su vez, de la voluntad política y las prioridades de financiación de las naciones que siguen adelante con los hipersónicos. Lo que es seguro es que los países que ya están desarrollando misiles hipersónicos -naciones poderosas como Estados Unidos, China y Rusia- no van a aceptar una prohibición de las pruebas hasta haber solucionado todos los desafíos tecnológicos. La prohibición de pruebas simplemente no se vislumbra en el horizonte.

 

Misiles hipersónicos: basura que nadie necesita

El pasado septiembre, en el Bulletin, propuse una moratoria y eventual prohibición de las pruebas de misiles hipersónicos. Al mes siguiente, el Tte. Cnel. de las Fuerzas Aéreas de los EE. UU, Jeff Schreiner, propuso una idea similar en Stars and Stripes. El principal obstáculo para adoptar esta propuesta es solo el escepticismo, el mismo escepticismo al que se enfrentan todas las iniciativas exitosas de control de armas.

Mis colegas de mesa redonda Rajaram Nagappa y Tong Zhao se muestran escépticos en cuanto a la prohibición de pruebas, pero no defienden los hipersónicos. Zhao piensa que es poco probable que se implemente la prohibición, pero afirma que "le encantaría que demostraran que está equivocado". Para Nagappa, los hipersónicos ofrecen muy poca cosa, además de "desestabilización y quizás un escenario de conflicto agravado". No obstante, considera que la prohibición de pruebas debe esperar a que se perfeccionen las armas.

En la Segunda Ronda, este autor sugiere que en 1963 se llegó a la prohibición de pruebas nucleares en la atmósfera porque las armas nucleares ya se habían perfeccionado en ese momento. Sin embargo, yo creo que, tras la crisis de los misiles de Cuba en 1962, los gobiernos se vieron obligados a actuar debido a la indignación mundial por la amenaza de una guerra nuclear y la contaminación radiactiva del aire y el agua. “¿Qué le hicieron a la lluvia?” preguntaba una canción en esos días. Ahora, cuando los países vuelven a echar sin sentido leña al fuego de la carrera armamentista, quiero que la gente pregunte "¿Qué le están haciendo al futuro?".

Como observa Nagappa, no solo es cada vez más rápido el desarrollo de los misiles hipersónicos, sino también el de las armas antisatélite, y yo agregaría a la lista a las armas autónomas y otras categorías. En lugar de dejar que las cosas sigan como están, los analistas y organizaciones no gubernamentales deberían llamar a ir contra corriente.

Confianza equivocada. Como estadounidense, insto a mi gobierno a tomar la iniciativa en el control preventivo de armas, y no a liderar una carrera hacia nuevos peligros. No siento que tengo derecho a decirles a los gobiernos de otras naciones que den un mejor ejemplo del que está dando Washington. Sin embargo, estoy seguro de esto: los misiles hipersónicos no consolidarán la seguridad nacional de nadie.

Los defensores de los misiles hipersónicos pregonan que "la carrera está en marcha" para ganar una "enorme ventaja estratégica", aunque aparentemente nadie es capaz de explicar cuál sería esa ventaja. Como escribe Zhao, "en Estados Unidos la convicción de que las innovaciones tecnológicas son la mejor forma de abordar los desafíos para la seguridad es casi una religión indestructible". Ahora bien, esta religión no se limita a un solo país. Rusia y China muestran la misma confianza equivocada al seguir adelante con los hipersónicos para hacer frente a las defensas ineficaces contra misiles de EE. UU.

Existen pocas razones para creer que los misiles hipersónicos van a ser más difíciles de interceptar que los misiles balísticos. Muchas veces se menciona la capacidad de los hipersónicos de ejecutar maniobras evasivas, pero su capacidad para ver llegar interceptores se vería profundamente limitada por el calor que implican los vuelos hipersónicos y por sus efectos corrosivos sobre los sensores. Los misiles balísticos también podrían equiparse con capacidades de maniobra y podrían ver los interceptores. Además, se pueden esconder entre señuelos poco importantes, mientras que los hipersónicos siempre podrían ser muy bien vistos por los radares y sensores infrarrojos.

Los funcionarios estadounidenses promocionan a los misiles hipersónicos como alternativa de las armas nucleares para los ataques estratégicos. Sin embargo, sin ojivas nucleares estos no serían capaces de destruir muchos blancos difíciles y determinados. Es imposible lograr que sean sigilosos y les sería difícil usar sensores para una navegación precisa, o para localizar y buscar blancos móviles que podrían desaparecer antes de la llegada del misil.

Como advierte Nagappa, un país que está siendo objeto de un posible ataque no puede distinguir dónde está yendo un misil hipersónico o si lleva una ojiva nuclear. Además, como escribe Zhao, "debe rechazarse cualquier estrategia que dificulte la distinción entre guerra convencional y nuclear". Sin embargo, es igual de riesgoso apostar a que alguna vez se elimine el peligro de una guerra nuclear de cualquier guerra entre potencias nucleares.

No me preocupan demasiado las definiciones, distinciones u otros problemas técnicos del control de armas para los misiles hipersónicos, ni que algún país burle una prohibición a través del desarrollo supuestamente pacífico de la tecnología de aviones espaciales. En cualquier caso, una "evasión" repentina de la prohibición de pruebas de misiles hipersónicos no podría mantenerse en secreto. No proporcionaría ninguna ventaja militar decisiva ni pasible de utilizarse inmediatamente, y otras naciones simplemente harían lo mismo. El desertor simplemente habría desperdiciado la oportunidad de evitar otra ronda de una carrera armamentista estancada, aunque muy peligrosa.

Aprovechemos esta oportunidad mientras todavía existe. Los misiles hipersónicos son basura.

 


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