China, el actor nuclear con cada vez mayor responsabilidad

By Hua Han: ES, December 2, 2016

El espectacular crecimiento económico de China de las últimas tres décadas junto con el creciente estatus internacional del país han generado grandes expectativas sobre la contribución que Pekín puede hacer a los programas globales y regionales para el desarme y la no proliferación nucleares. En algunos momentos estas grandes expectativas han causado insatisfacción con la cartera actual de China en materia de desarme y no proliferación. De hecho, la prensa internacional ha sido muy crítica con China, por ejemplo, sobre la cooperación nuclear de Pekín con Pakistán (The Diplomat), las ventas secretas de chinos de artículos prohibidos a Irán (Newsweek), y la reticencia de Pekín a sancionar las provocaciones nucleares de Corea del Norte (The New York Times). Para sus críticos China ha sido tanto un proliferador consecuente como un polizón en (o incluso una traba para) las iniciativas globales en pos de la no proliferación.

Sin embargo, estas críticas son engañosas y sencillamente no son objetivas. Lo cierto es que, desde fines de la década de los ochenta, China ha sufrido una transformación dramática en su política de no proliferación y la implementación de la misma. No hay dudas de que hace décadas China mostraba escepticismo acerca de los beneficios de la no proliferación. No obstante, en la actualidad Pekín es un actor proactivo en casi todos los principales tratados y regímenes de no proliferación. Pekín puede haber fracasado hasta ahora en alcanzar la calidad de miembro en el Régimen de Control de la Tecnología de Misiles, pero ha observado, no obstante, las directrices y listas de control del régimen. China demostró su creciente interés en la no proliferación cuando, en 1997, suspendió las transferencias de reactores nucleares y tecnologías de misiles a Irán. Pekín ha investigado a las organizaciones y personas físicas chinas sobre las que existen sospechas de contribuir con los programas nucleares de otros países. Es más, para terminar con las lagunas que han permitido a personas y empresas de propiedad privada chinas cometer actividades de tráfico ilícito, Pekín ha creado nuevos mecanismos legales y administrativos que intensifican los controles a las exportaciones y sancionan las exportaciones de artículos prohibidos.

China participa también activamente en las iniciativas multilaterales para hacer frente a los problemas de proliferación. Ha asumido un rol destacado en las conversaciones a seis bandos sobre el programa nuclear de Corea del Norte. Pekín jugó un papel excepcionalmente constructivo en las maratónicas negociaciones que llevaron al acuerdo nuclear con Irán. China ha apoyado las resoluciones de la ONU sobre los programas nucleares de Irán y Corea del Norte. China fue sumamente importante para la extensión indefinida del Tratado de No Proliferación Nuclear y las negociaciones para el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares. China ha sido un país clave en la defensa de las normas del tratado y del Grupo de Suministradores Nucleares.

A pesar de todo esto, China todavía puede mejorar la implementación de sus crecientes obligaciones. China continúa en medio de una grandísima transformación social y económica. Se enfrenta a enormes desafíos en la implementación de las políticas gubernamentales en general, no solo en materia de no proliferación. La implementación total de los objetivos nacionales de no proliferación requerirá el fortalecimiento de los marcos legales, estructuras institucionales y procedimientos de personal. Es más, los controles eficaces de las exportaciones requieren formación y conocimientos técnicos en un gran número de empresas estatales y privadas. Lleva tiempo y trabajo implementar todo esto. China ha adoptado medidas para abordar estos desafíos al llevar a cabo, por ejemplo, cursos conjuntos de formación con otros países.

Sin embargo, Pekín tiene otras oportunidades para afianzar su papel en materia de no proliferación. Por ejemplo, podría desempeñar un rol más activo en relación con los problemas de proliferación nuclear y de misiles en la península coreana, cuestión que tiene profundas repercusiones para la estabilidad del noreste de Asia y para la propia seguridad de China.

Antes de fines de la década de los noventa, cuando China era el único Estado con armas nucleares en Asia, Pekín procuraba conseguir sus objetivos de no proliferación a su propia manera: sin lanzar amenazas nucleares, sin colocar armas nucleares en el territorio de otros países, sin extender el paraguas nuclear a otras naciones, y contando con las armas nucleares solo para disuadir los ataques nucleares. En la actualidad, dada la transformación del panorama geopolítico alrededor de la periferia China, así como su creciente influencia internacional, Pekín ha llegado a apreciar la no proliferación nuclear más que en los años anteriores. Evitar que otros Estados posean armas nucleares redunda claramente en beneficio de los intereses nacionales actuales de China, y la no proliferación debería continuar ocupando un lugar destacado en el programa político de Pekín. En los próximos años, con una capacidad consolidada y una mayor influencia, China tendrá un peso mayor en la adopción de normas regionales y globales, y probablemente se convertirá en un actor activo y responsable en materia de desarme y no proliferación nucleares.

 



Topics: Nuclear Weapons

 

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