El alma de la mujer en la política nuclear

By Polina Sinovets: ES, May 29, 2014

Muchas feministas consideran el estado nuclear como un fenómeno de género. Los hombres, supuestamente, hacen una asociación de la tecnología nuclear con la potencia sexual, y, efectivamente, cuando la India detonó cinco aparatos nucleares en mayo de 1998, el político nacionalista hindú Bal Thackeray dijo: "tenemos que demostrar que no somos eunucos". Esta actitud nos recuerda una de las preguntas planteadas en 1986 por la especialista en temas de seguridad y género, Carol Cohn, que hizo la siguiente pregunta: "Si el desarme es la castración, ¿por qué iría a considerarlo un hombre de verdad?" Las feministas también señalan que los hombres asocian las armas nucleares con su papel designado de defensores de la población (femenina), y en el mundo de la política nuclear, los hombres consideran que su supuesta racionalidad es más adecuada que la supuesta sensibilidad de una mujer.

¿Qué sucedería si la diferenciación de género del estado nuclear fuera desarmada? Conforme a la teoría feminista, la lógica de la posesión de armas nucleares sería socavada. La idea de que el poder equivale la capacidad total de destrucción se vería deshecha. Aunque es cierto que por mucho tiempo la masculinidad ha sido sinónimo de agresión y protección, y la feminidad sinónimo de calma y preferencia por la estabilidad, —es decir, la masculinidad está vinculada a la fuerza y la feminidad a la debilidad—, la experiencia demuestra que las mujeres pueden ser igual de duras que los hombres. Las mujeres políticas y las diplomáticas, incluyendo a Margaret Thatcher, Madeleine Albright y Condoleezza Rice, han sido vinculadas a medidas de políticas estrictas y acciones militares bastante fuertes, dejando claro que no es verdad que las mujeres son sensibles y pacifistas en lo más mínimo.

Pero el género, como lo presentan las feministas tales como Cohn y su co autora Sara Ruddick, es un sistema simbólico (aparte de ser una característica individual). El género proporciona metáforas y valores que estructuran el pensamiento de las personas sobre la guerra y la seguridad, entre otros aspectos del mundo. Estas metáforas y valores  constituyen ideologías. Estas ideologías podrían describirse como femeninas o masculinas, pero una ideología "masculina" también puede ser adoptada por una mujer o vice versa. Las líderes como Thatcher, Albright y Rice, que llevaron a cabo sus carreras en un mundo construido por hombres, utilizando ideales masculinos, pudieron ser más "masculinas" que los propios hombres.

Todo esto ocasiona que sea bastante complicado hablar sobre cómo podrían ganar mayor influencia las mujeres en la política de armas nucleares, pero hay dos acercamientos que resaltan a los ojos. El primer acercamiento sería fomentar la representación de las mujeres en el cuerpo estatal y en las organizaciones internacionales con el afán de que las mujeres, mientras vayan adquiriendo influencia, alteren la política en sí, revolucionando la consciencia sociopolítica. Si el entorno alrededor de la política nuclear fuera más femenino, por ende, la política sería menos agresiva y el resultado final podría ser el desarme general. Claro, este razonamiento podría ser errado. Thatcher, Albright y Rice, ¿eran "masculinas" por naturaleza o se volvieron de ese modo para obtener éxito en la política, que suele ser un ámbito masculino? Si lo último fuese cierto, ¿cómo puede uno sentirse seguro que la política nuclear no cambiaría la naturaleza "femenina" de las mujeres que se adentran en el tema? ¿Cómo podría uno sentirse seguro que las mujeres cambiarían la política nuclear, en vez de lo opuesto?

El segundo acercamiento, el más complicado de los dos, pero tal vez el más fructífero a la larga, exige que las sociedades cambien radicalmente su actitud hacia la masculinidad. En el mundo de hoy en día, la masculinidad predomina. El negocio de los hombres verdaderos es la guerra, la agresión y el dominio. Entre las herramientas del dominio, las armas nucleares son, antes que nada, el mayor símbolo de masculinidad. Pero, si la guerra y la agresión perdieran su valor en la sociedad, empezando a nivel básico de la educación de infancia y en el entretenimiento (por ejemplo, si los juegos de computadora ya no glorificaran la guerra ), puede que con el paso del tiempo se establecieran sociedades menos androcéntricas.

De cierto modo, dicho proceso ya va en camino. Durante el siglo XX y XXI, el dinero empezó a reemplazar el armamento como el símbolo primordial de poder estatal. Esta transición hacia el poder blando es una transformación fundamental e indudablemente representa una evolución de un mundo tradicional enfocado hacia el hombre hacia un mundo con un matiz más femenino. Si esta transformación continua, las mujeres podrían adquirir una voz más fuerte en la política nuclear, no sólo por medio de su participación directa, pero también indirectamente, al ayudar a la sociedad a que desarrolle un carácter más "femenino". Una vez dijo Adlai Stevenson, "No hay mal en un átomo; sino en el alma del hombre". Por lo tanto, inserten el alma de la mujer en la política, haciéndola menos agresiva y orientándola más hacia la estabilidad y dejen que el átomo siga el camino.



Topics: Nuclear Weapons

 

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