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En las vidas de los sobrevivientes

By Akira Kawasaki: ES, August 12, 2015

El 70° aniversario de los bombardeos sobre Hiroshima y Nagasaki es muy simbólico. Después de todo, setenta años es más o menos el promedio de una vida humana, así que el tiempo se está acabando para las relativamente pocas personas que vivieron de primera mano lo que es una detonación nuclear en una guerra. Muchos sobrevivientes de Hiroshima y Nagasaki, que en japonés se conocen como Hibakusha, ya han fallecido. Menos de 200 000 siguen vivos. El Hibakusha promedio tiene ahora más de 80 años. ¿Cuál será su legado? ¿El mundo ha incorporado las lecciones que los Hibakusha han intentado enseñar? ¿Y cómo recordarán las futuras generaciones a Hiroshima y Nagasaki?

Durante décadas los Hibakusha han hablado incansable y valientemente sobre sus trágicas experiencias. Han advertido al mundo sobre los efectos crueles, inhumanos e inmorales de las armas nucleares. Han enviado en reiteradas ocasiones delegaciones a la Asamblea General de la ONU y a las conferencias de revisión del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP). Han llevado a cabo campañas de envío de cartas instando a los Estados con armas nucleares a que aceleren el desarme. Han apelado tanto a los responsables políticos como a las personas normales y corrientes para que creen un mundo libre de armas nucleares.

Sin embargo, fuera de Japón sus voces han sido ignoradas muchas veces. De hecho, a veces su mensaje ha sido tan malinterpretado que las terribles experiencias que describen se han retratado como un incentivo para que las naciones desarrollen armas nucleares en nombre de la disuasión.

Sin embargo, la disuasión no explica por qué no se han utilizado armas nucleares en guerras durante las últimas siete décadas. Estados Unidos pensó en usar armas nucleares, tanto durante las Guerras de Corea como de Vietnam, pero no lo hizo. Los líderes de ese país descartaron la opción nuclear, no porque tuvieran miedo de las represalias, sino porque entendieron las consecuencias físicas, humanitarias y políticas que traería aparejada esa alternativa. En otras palabras, no se trata de la disposición de un adversario de usar armas nucleares, sino más bien del reconocimiento del impacto catastrófico de estas armas, lo que ha evitado las detonaciones nucleares en tiempos de guerra durante 70 años.

No obstante, mientras los Hibakusha siguen envejeciendo, y sus memorias se desvanecen, es posible que el tabú en torno al uso de las armas nucleares se debilite en los debates sobre políticas nacionales. Incluso hoy día en Japón, la doctrina sobre la disuasión nuclear se pone cada vez menos en duda. Esto ha dado lugar a que un puñado de ideólogos aboguen para que Japón tenga armas nucleares.

Aun así, los Hibakusha, que sueñan con ver a un mundo sin armas nucleares durante sus vidas, durante los últimos años han recobrado las esperanzas sobre el desarme. Esta nueva esperanza se debe en gran medida al aumento de la toma de conciencia de la comunidad internacional sobre las consecuencias humanitarias del uso de armas nucleares.

Un movimiento se empieza a mover. Se podría sostener que la "iniciativa humanitaria" comenzó con una apelación en 2010 del presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja que señalaba el " indescriptible sufrimiento humano" que ocasionan las armas nucleares y llamaba a eliminarlas "a través de un tratado internacional legalmente vinculante". Al año siguiente, el Consejo de Delegados de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja adoptó una resolución que hacía énfasis en el "poder destructivo de las armas nucleares [y] la amenaza que implican para el medio ambiente y las futuras generaciones". La resolución apelaba a todos los Estados para que "garantizaran que nunca más se usen armas nucleares" y para que trabajaran con urgencia y determinación para llegar a un acuerdo vinculante que eliminara las armas nucleares.

Luego, durante una reunión del TNP en Viena en 2012, Suiza emitió una declaración en nombre de 16 países subrayando las dimensiones humanitarias del desarme nuclear. La declaración estuvo a un paso de llamar a la prohibición de las armas nucleares. Ahora bien, ha aumentado el número de países que respaldan esta declaración. En abril de este año 159 países han firmado para una sexta versión.

En el ínterin se han llevado a cabo una serie de conferencias internacionales sobre el impacto humanitario de las armas nucleares. Presentando los testimonios de los Hibakusha, estas conferencias se basaron en las lecciones de Hiroshima y Nagasaki; también dieron sus testimonios sobrevivientes de ensayos nucleares. Los expertos subrayaron los efectos catastróficos que aparejaría cualquier detonación nuclear, tanto intencionales, accidentales o a consecuencia de errores de cálculo. Decenas de millones morirían, resultarían heridos o deberían desplazarse. Se alteraría el clima global, ocasionando hambrunas. Se destruirían las infraestructuras de comunicación y la economía global se vería afectada, haciendo imposible cualquier respuesta humanitaria eficaz por parte de los gobiernos u organismos de socorro.

En respuesta a estos horrorosos escenarios, el presidente de la conferencia humanitaria en Nayarit, México, afirmó que "ha llegado el momento de iniciar un proceso diplomático" a fin de acordar "nuevos estándares y normas internacionales a través de un instrumento legalmente vinculante". Afirmó, también, que "en el pasado las armas se eliminaron después de declararse ilegales" y que "ese es el camino para llegar a un mundo sin armas nucleares". En otras palabras, llamó a una prohibición total de las armas nucleares, algo que iría bastante más allá de los requisitos de desarme relativamente laxos del TNP. Identificó al 70 aniversario de los ataques de Hiroshima y Nagasaki como el "hito adecuado para conseguir nuestro objetivo".

De hecho, el derecho internacional existente no regula apropiadamente las armas nucleares. A diferencia de otras armas de destrucción masiva, no se prohíben explícitamente las armas nucleares. El TNP es el único tratado multilateral que contiene un compromiso vinculante en pos del desarme nuclear. Ahora bien, si bien este tratado evita que la mayoría de los Estados adquiera armas nucleares, autoriza efectivamente a cinco naciones a poseerlas. Lo que se necesita, entonces, es una prohibición legal total de todas las armas nucleares.

A fin de reparar este déficit fundamental del régimen de desarme, el gobierno austriaco inició en la conferencia humanitaria de 2014 en Viena lo que se conoce como "promesa humanitaria". En la promesa, Austria llamó a todos los Estados miembros del TNP a "identificar y adoptar medidas eficaces para llenar el vacío legal para la prohibición y eliminación de las armas nucleares". A pesar de que esta declaración se presentó en un soso lenguaje diplomático, parece identificar al Tratado de No Proliferación Nuclear como inadecuado para lograr el desarme y promete medidas para crear una estructura legal alternativa, mucho más estricta. Un número de grupos de la sociedad civil ya ha comenzado a promocionar la promesa, a la que ya se han adherido unos 110 gobiernos, pero este número continúa creciendo.

Un legado digno. Durante 70 años los Hibakusha han trabajado para comunicar que las armas nucleares son inhumanas y que las consecuencias de su uso son inaceptables. En Nayarit, el Hibakusha Setsuko Thurlow dijo que "A pesar de que nosotros, los Hibakusha, hemos destinado la energía de todas nuestras vidas para advertir a la gente sobre el infierno que es una guerra nuclear, en casi 70 años no ha habido muchos progresos en el terreno del desarme nuclear…Esperamos que este nuevo movimiento para prohibir las armas nucleares nos lleve finalmente a un mundo sin armas nucleares".

Ahora, dentro del poco tiempo que les queda a aquéllos que vivieron de primera mano las detonaciones nucleares en tiempos de guerra, es el momento de establecer un tratado internacional que estigmatice, criminalice y disponga la eliminación total de las armas nucleares. Un tratado así honraría las siete décadas de trabajo de los Hibakusha y les permitiría dejar un legado digno y duradero.

 



Topics: Nuclear Weapons

 

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