La renuncia al primer uso: un paso hacia la paz

By Ta Minh Tuan: ES, November 11, 2016

La mayoría de los Estados poseedores de armas nucleares no han declarado políticas de renuncia al primer uso. Lograr la renuncia universal al primer uso parece imposible. Así que, ¿por qué Washington debería renunciar al primer uso de las armas nucleares?

Este es el principal argumento que mi colega de mesa redonda Raymund Jose G. Quilop sostuvo en la Segunda Ronda. Yo le respondería con una pregunta mía: si, durante toda la era nuclear, los Estados con armas nucleares siempre hubieran seguido desarrollando armas nucleares para su propia seguridad, ignorando los llamamientos internacionales para la reducción del riesgo nuclear, ¿cómo podrían haberse negociado alguna vez instrumentos como el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (que reconozco que aún no entró en vigor), el START I y el START II? Sin estos tratados, las evidentes reducciones de los arsenales nucleares de las que el mundo ha sido testigo en los últimos 30 años nunca hubieran ocurrido.

Cuando se trata de una tecnología tan destructiva como las armas nucleares, alguien debe dar el primer paso. Las naciones que adhieren a un tratado como el TNP lo hacen en la creencia de que otros países harán lo mismo en aras de la paz internacional. Con los años esta actitud ha tenido en gran medida sus recompensas.

Es cierto que países como Corea del Norte, Israel y Pakistán se han negado a firmar algunos de los tratados más importantes (o se han retirado de los mismos), pero ¿qué sucedería si Washington, Pekín o Moscú se retractaran de sus compromisos nucleares internacionales sobre la base de que estas pocas naciones continúan sin estar obligadas por el TNP? ¿Washington, Pekín y Moscú deberían esperar a la universalidad antes de poner algún límite a sus actividades nucleares y, de hacerlo, cuáles serían las consecuencias? En realidad, estas potencias han desempeñado roles muy importantes en los esfuerzos para lograr la no proliferación y la fijación de límites sobre los arsenales nucleares. Si simplemente se hubieran limitado a esperar a ver qué sucede, no existiría ningún acuerdo nuclear importante.

Así que ¿por qué Washington debe esperar a que otros Estados con armas nucleares declaren políticas de renuncia al primer uso para hacer lo mismo? Una declaración de renuncia al primer uso por parte de una superpotencia como Estados Unidos solo aumentaría el prestigio de este país y daría un buen ejemplo a otras naciones con armas nucleares. Defender la ambigüedad nuclear de EE. UU. solo significa aceptar la situación imperante que gira en torno a la pregunta de si primero fue el huevo o la gallina.

Por su parte, Parris Chang sostiene que «es muy probable que Tokio y Seúl se conviertan en Estados poseedores de armas nucleares» si Estados Unidos renuncia al primer uso de las armas nucleares. Sin embargo, el sistema de seguridad internacional, inclusive en Asia Oriental y Asia Sudoriental, no se basa en la disposición de los Estados poseedores de armas nucleares de llevar a cabo un primer ataque. Ni siquiera se basa en el uso de las armas nucleares. Por el contrario, el sistema de seguridad internacional depende del respeto y cumplimiento de los compromisos nacionales y del derecho internacional. A su vez, la política de disuasión ampliada de Washington significa simplemente que Estados Unidos está preparado para usar armas nucleares para proteger a sus aliados si es necesario. La disuasión ampliada puede implicar a veces el primer uso de las armas nucleares, pero no lo garantiza de ninguna forma. El primer uso no está incorporado en la disuasión ampliada, y no creo que los aliados de Estados Unidos, como Japón y Corea del Sur, insistan en lo contrario. Con primer uso o sin él, Washington cumplirá igualmente sus compromisos de seguridad con sus aliados. Nadie en los círculos de adopción de políticas de Japón o Corea del Sur podría considerar que una política de renuncia al primer uso de Estados Unidos sería, citando a Chang, «una señal de que Estados Unidos pueda estar renunciando a sus garantías nucleares». La disuasión ampliada no debería confundirse con el mantenimiento de la posibilidad del primer uso; la confusión de ambos conceptos puede dar lugar a conclusiones engañosas. En el mismo sentido, no veo ninguna conexión tangible entre la renuncia al primer uso, las disputas territoriales en Asia y, como lo expresa Chang, «el comportamiento cada vez más agresivo de China en el mar de la China Meridional y el mar de la China Oriental».

Una política estadounidense de renuncia al primer uso no pondría fin a la grave amenaza que representan las armas nucleares, pero sería sin dudas una importante medida para la generación de confianza y un paso hacia un mundo más pacífico.

 



Topics: Nuclear Weapons

 

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