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La seguridad en una nueva época

By Anthony Turton (ES), September 13, 2013

La seguridad ha sido un tema que ha destacado en varios de los ensayos de esta Mesa Redonda. Wang Haibin ha hablado de cómo las personas de diferentes clases económicas perciben los riesgos a su seguridad personal, riesgos que provienen del cambio climático y la energía nuclear. Hira Bahadur Thapa ha detallado la amenaza que supone para Nepal la situación inestable de seguridad en Asia del Sur. Y yo he escrito sobre las graves limitaciones de agua en Sudáfrica, las cuales siento que amenazan a la seguridad económica del país y por ende, a la supervivencia — y las cuales también creo podrían reducirse a través de esfuerzos de desalinización con energía nuclear (quizá reduciendo la preocupación por la proliferación con el uso de torio como combustible).

Los seres humanos son capaces de fortalecer su propia seguridad a través de medios sofisticados que no están al alcance de otras especies. Durante el Holoceno –época geológica donde el clima de la Tierra era relativamente estable — los humanos aprendieron a cultivar alimentos, gestionar el agua y a construir refugios permanentes que redujeron los riesgos medioambientales. Este tipo de avances tecnológicos permitió que la humanidad se convirtiera en la especie dominante; la capacidad de manipular y controlar es un elemento esencial para el éxito humano.

Esta capacidad también permite que los seres humanos sean la única especie que aspira a la seguridad como condición fundamental de su existencia. Las vidas de otras especies se caracterizan por ser intrínsecamente inseguras y, como resultado, han creado una gama de estrategias de adaptación. Una de las estrategias más exitosas consiste en que varios miembros de una especie trabajen juntos ante una amenaza común. Yo creo que, aunque los seres humanos han tenido éxito por su capacidad de manipular el medioambiente tendrán que adoptar las estrategias de cooperación que otras especies han demostrado para seguir prosperando.

Dominio y sabiduría. Yo sostuve en mi segundo ensayo de la Mesa Redonda que la transición se llevó a cabo del Holoceno al Antropoceno. Esto es, los seres humanos empezaron a manipular su entorno a una escala global — y nuevos retos de seguridad, tales como el cambio climático, emergieron como parte de este proceso. Estos retos afectan a los individuos que viven dentro de ciertos ecosistemas, pero cada ecosistema está anidado dentro de un sistema climático global; incluso se puede concebir a las economías nacionales como subsidiarias bajo la propiedad del ecosistema global. Por lo tanto, aún cuando los nuevos retos de seguridad del Antropoceno se manifiesten a menudo en formas locales, la respuesta a estos retos debe incluir someterlos a consideraciones globales. Es probable que los esfuerzos para alcanzar un equilibrio entre los aspectos locales y globales influyan a los sistemas políticos en varios niveles.

Esto me lleva de nuevo al argumento de la energía nuclear. ¿Los riesgos de seguridad planteados por el calentamiento global provocarán que las personas acepten los riesgos locales de accidentes en instalaciones de energía nuclear? ¿Se verán afectados los cálculos de las personas por la mejora de la supervisión nuclear y los avances continuos en la ingeniería? ¿Es apto caracterizar la aceptación de la energía nuclear como la clase de conducta cooperativa que los seres humanos deben demostrar para seguir prosperando? A mi juicio, las respuestas se consiguen al aceptar que los seres humanos son la especie dominante del mundo, pero siéndolo de manera sabia. Si se aplica la sabiduría a los problemas nucleares, esto podría significar que se adopte más desarrollo de la tecnología nuclear pacífica mientras que al mismo tiempo se rechace el emplazamiento de armas. (Si se aplica al tema del agua, requeriría que las personas se comporten como custodios, en lugar de simples clientes que tiran la forma alterada del agua como un desecho).

Entretanto, para hacer frente a los retos de seguridad del Antropoceno, los humanos deben, por medio de su ingenio, producir avances tecnológicos con cierta rapidez, y las instituciones deben fomentar tales avances cuando la demanda del mercado no los incite. Eso no es fácil, y se debe tener en cuenta en contextos diferentes, a escala tanto global como local. La tarea será más fácil si los seres humanos están conscientes de la interrelación de los ecosistemas, y de la naturaleza imbricada de las amenazas y oportunidades. La humanidad debe ser lo suficientemente valiente para explorar las nuevas fronteras de la ciencia, pero lo suficientemente sabia para diseñar una seguridad colectiva, en donde la seguridad no dependa de la fabricación de armas.


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