Las medias tintas no terminarán con la proliferación de misiles

By Masako Ikegami: ES, September 2, 2016

¿Las amenazas que suponen los misiles podrían reducirse, como sugiere WPS Sidhu, mi colega de mesa redonda, si las naciones con armas nucleares adoptaran políticas de renuncia al primer uso y suprimieran el estado de alerta de sus fuerzas de misiles? Sin dudas. Si, por ejemplo, el Gobierno de Obama declara realmente la política de renuncia al primer uso de armas nucleares que se dice que está considerando, las naciones como China tendrían menos incentivos para fortalecer su capacidad para responder ante un ataque nuclear. Es más, como señala Sidhu, las medidas que propone estarían de acuerdo con los principios subyacentes al Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (Tratado INF, por sus siglas en inglés), un instrumento que, según mi opinión, podría servir como base para «eliminar la doble amenaza de misiles y armas nucleares no estratégicas».

Sin embargo, las medidas que propone Sidhu no detendrán la proliferación de misiles. ¿Por qué? Para empezar, a pesar de que la supresión del estado de alerta de las armas y el establecimiento de políticas de renuncia al primer uso reducirían el riesgo de una guerra nuclear accidental, no disminuirían necesariamente los arsenales nucleares, y los arsenales nucleares son uno de los principales motores de la proliferación. La doctrina nuclear y el estado de alerta son cuestiones separables del tamaño de los arsenales, y las naciones con armas nucleares podrían suprimir el estado de alerta de sus fuerzas de misiles y adoptar políticas de renuncia al primer uso de forma universal, dejando intactos sus arsenales reales. La renuncia al primer uso y la supresión del estado de alerta no tienen nada que ver con el principio básico subyacente al Tratado INF, es decir, la idea de que los arsenales nucleares deberían reducirse o eliminarse, y que esta es la mejor forma de evitar la proliferación de misiles.

Es más, la supresión del alerta y la amplia adopción de la renuncia al primer uso puede que ni siquiera impidan la guerra nuclear en situaciones tensas en las que existan concentraciones de fuerzas profundamente asimétricas. Pakistán mantiene una política de primer uso nuclear como contrapeso de la superioridad de las fuerzas convencionales indias. China se ha vuelto ambigua en relación con el futuro a largo plazo de su política de renuncia al primer uso. Es fácil imaginar a estas naciones utilizando armas nucleares en primer lugar, si estuvieran perdiendo un importante conflicto convencional.

Vale la pena también recordar que, tanto Pekín como Pyongyang, cuando llevaron a cabo sus primeros ensayos nucleares, sostuvieron que las amenazas nucleares y el chantaje de Estados Unidos los habían obligado a obtener armas nucleares. Las amenazas nucleares provocan una grave inseguridad en las naciones amenazadas, y la inseguridad ha llevado a algunos países no nucleares a desarrollar armas nucleares, mientras que otros optaron por dedicarse a la proliferación de misiles. De hecho, las cuestiones esenciales a la proliferación de misiles son las amenazas, los chantajes y la inseguridad psicológica. Estos problemas no pueden abordarse adecuadamente a través de medidas técnicas, como los controles de la tecnología de misiles, la supresión del estado de alerta o las políticas de renuncia al primer uso.

Cuando, en 2005, Thomas Schelling aceptó el premio Nobel en economía, dijo que desde 1945 «se había cultivado una repugnancia casi universal de las armas nucleares mediante la abstinencia universal». Sin embargo, se preguntó «si el extendido tabú sobre las armas nucleares, un bien que debería atesorarse» continuaría existiendo. La proliferación de misiles tiene la capacidad de bajar el umbral para el uso de armas nucleares.

En efecto, sería fácil desencadenar una «Crisis de los Misiles cubana del siglo XXI», a medida que los Estados con armas nucleares en regiones donde existen tensiones se dediquen a la proliferación de misiles, en particular si las mismas carecen de plataformas sólidas para la generación de confianza. En Oriente Medio y el noreste de Asia, zonas que preocupan especialmente, es necesario llevar a cabo urgentemente sólidos esfuerzos para establecer confianza. Cabe recordar que al Tratado INF antecedieron décadas de esfuerzos para generar confianza en lo más crudo de la Guerra Fría, con frecuencia implementados a través de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (a la que más recientemente se han reconocido sus esfuerzos para la prevención de conflictos en Ucrania). Solo a través de esfuerzos constantes y a largo plazo para la generación de confianza a nivel regional podrán hacerse realidad, con el tiempo, versiones para Asia o Medio Oriente del Tratado INF.

 


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