Lo que es posible: reducir los daños causados por hipersónicos

By Tong Zhao: ES, August 13, 2015

Una paradoja central de la competencia de armas hipersónicas que existe en la actualidad es que Estados Unidos -el pionero y favorito de la competencia- hasta ahora no se ha asegurado ninguna ventaja militar de la tecnología hipersónica pero ya percibe una amenaza que surge de la misma. De hecho, un informe del comité de la Cámara de Representantes de EE. UU. de 2015 sobre la ley de autorización de la defensa manifiesta preocupación porque "China y otros países competidores plantean un reto cada vez mayor para la tecnología de vanguardia de Estados Unidos en…armas hipersónicas". El informe exige al Pentágono "explicar cómo el Departamento de Defensa pretende desarrollar y desplegar una capacidad defensiva para hacer frente a esta nueva amenaza". Así pues, la competencia en materia de hipersónicos, al igual que otras competencias en tecnología militar, rápidamente se está volviendo un espiral que se refuerza a sí mismo. Las naciones interesadas en los misiles hipersónicos, convencidas de que las armas más rápidas son las armas del futuro, adoptan los hipersónicos sin pensar en las ventajas y desventajas, y especialmente sin pensar en las reacciones de otros países.

Mi colega de mesa redonda, Mark Gubrud, con su propuesta de una prohibición de pruebas para misiles hipersónicos, está buscando soluciones a la competencia hipersónica. Lo aplaudo por esto, y también comparto su escepticismo general sobre el valor militar de los misiles hipersónicos. En lo que no estamos de acuerdo es en la viabilidad de la prohibición de las pruebas.

Gubrud propone que el camino hacia la prohibición de pruebas comience con una moratoria unilateral. Sin embargo, esta idea no irá muy lejos si Estados Unidos no acepta participar, y Estados Unidos ha mostrado poco interés en los compromisos de control de armas que no pueden verificarse de forma eficaz. Un ejemplo destacado en este sentido es el Tratado sobre la prevención del emplazamiento de armas en el espacio ultraterrestre, una medida de control de armas propuesta por Rusia y China en 2008 pero que Washington ha rechazado reiteradamente, en gran medida debido a cuestiones relacionadas con la verificación. A pesar de lo que cree Gubrud, la prohibición de pruebas de hipersónicos no sería para nada fácil de verificar, por las razones técnicas que mencioné en la Segunda Ronda.

Así pues, ¿cuál es una respuesta factible a los problemas que implican los hipersónicos? A pesar de que dista de ser ideal, un primer paso sería que las naciones se abstuvieran unilateralmente de adoptar políticas desestabilizantes en relación con el despliegue y uso de la tecnología hipersónica. En la Primera Ronda presenté algunas ideas específicas en este sentido. En primer lugar, las naciones podrían comprometerse a no utilizar misiles hipersónicos contra objetivos nucleares. En segundo lugar, podrían renunciar a estrategias, como ataques hipersónicos preventivos contra centros de mando, control y comunicación, que puedan intensificar la "niebla de guerra" y dar lugar a intensificaciones accidentales.

Entretanto, mi colega de mesa redonda, Rajaram Nagappa, ha pedido a todos los países que se abstengan de armar a los misiles hipersónicos con ojivas nucleares. La propuesta de Nagappa, al mantener una clara distinción entre los sistemas vectores nucleares y convencionales, contribuiría a la estabilidad. Ahora bien, la implementación o no de su propuesta dependerá en gran medida de cómo perciban las amenazas Rusia y China en relación con las capacidades futuras de defensa contra misiles de EE. UU. Es decir, Moscú y Beijing procuran armas hipersónicas principalmente como protección contra las futuras defensas contra misiles de Estados Unidos, que podrían socavar la capacidad de Rusia y China de lanzar sus capacidades de disuasión nuclear con misiles balísticos. Gubrud sugiere que sería relativamente fácil defenderse contra los misiles hipersónicos en sí mismos, pero no estoy tan seguro. En particular, desde una perspectiva técnica representaría todo un desafío construir una "zona de defensa" (en contraposición a un "punto de defensa", más manejable) contra misiles hipersónicos. En esta etapa del desarrollo de los hipersónicos, las inseguridades técnicas hacen que sea imposible sacar conclusiones definitivas sobre la eficacia de los misiles y su vulnerabilidad a las medidas de defensa.

Será muy difícil generar consenso a favor de una prohibición de pruebas. Un enfoque más práctico es que los Estados se aseguren de que, si se van a construir y desplegar, los misiles hipersónicos se incluyan en los debates sobre el control de armas nucleares y que se dé cuenta de los mismos en los acuerdos que limitan o reduzcan las armas estratégicas.

 


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