Misiles hipersónicos: basura que nadie necesita

By Mark Gubrud: ES, July 31, 2015

El pasado septiembre, en el Bulletin, propuse una moratoria y eventual prohibición de las pruebas de misiles hipersónicos. Al mes siguiente, el Tte. Cnel. de las Fuerzas Aéreas de los EE. UU, Jeff Schreiner, propuso una idea similar en Stars and Stripes. El principal obstáculo para adoptar esta propuesta es solo el escepticismo, el mismo escepticismo al que se enfrentan todas las iniciativas exitosas de control de armas.

Mis colegas de mesa redonda Rajaram Nagappa y Tong Zhao se muestran escépticos en cuanto a la prohibición de pruebas, pero no defienden los hipersónicos. Zhao piensa que es poco probable que se implemente la prohibición, pero afirma que "le encantaría que demostraran que está equivocado". Para Nagappa, los hipersónicos ofrecen muy poca cosa, además de "desestabilización y quizás un escenario de conflicto agravado". No obstante, considera que la prohibición de pruebas debe esperar a que se perfeccionen las armas.

En la Segunda Ronda, este autor sugiere que en 1963 se llegó a la prohibición de pruebas nucleares en la atmósfera porque las armas nucleares ya se habían perfeccionado en ese momento. Sin embargo, yo creo que, tras la crisis de los misiles de Cuba en 1962, los gobiernos se vieron obligados a actuar debido a la indignación mundial por la amenaza de una guerra nuclear y la contaminación radiactiva del aire y el agua. “¿Qué le hicieron a la lluvia?” preguntaba una canción en esos días. Ahora, cuando los países vuelven a echar sin sentido leña al fuego de la carrera armamentista, quiero que la gente pregunte "¿Qué le están haciendo al futuro?".

Como observa Nagappa, no solo es cada vez más rápido el desarrollo de los misiles hipersónicos, sino también el de las armas antisatélite, y yo agregaría a la lista a las armas autónomas y otras categorías. En lugar de dejar que las cosas sigan como están, los analistas y organizaciones no gubernamentales deberían llamar a ir contra corriente.

Confianza equivocada. Como estadounidense, insto a mi gobierno a tomar la iniciativa en el control preventivo de armas, y no a liderar una carrera hacia nuevos peligros. No siento que tengo derecho a decirles a los gobiernos de otras naciones que den un mejor ejemplo del que está dando Washington. Sin embargo, estoy seguro de esto: los misiles hipersónicos no consolidarán la seguridad nacional de nadie.

Los defensores de los misiles hipersónicos pregonan que "la carrera está en marcha" para ganar una "enorme ventaja estratégica", aunque aparentemente nadie es capaz de explicar cuál sería esa ventaja. Como escribe Zhao, "en Estados Unidos la convicción de que las innovaciones tecnológicas son la mejor forma de abordar los desafíos para la seguridad es casi una religión indestructible". Ahora bien, esta religión no se limita a un solo país. Rusia y China muestran la misma confianza equivocada al seguir adelante con los hipersónicos para hacer frente a las defensas ineficaces contra misiles de EE. UU.

Existen pocas razones para creer que los misiles hipersónicos van a ser más difíciles de interceptar que los misiles balísticos. Muchas veces se menciona la capacidad de los hipersónicos de ejecutar maniobras evasivas, pero su capacidad para ver llegar interceptores se vería profundamente limitada por el calor que implican los vuelos hipersónicos y por sus efectos corrosivos sobre los sensores. Los misiles balísticos también podrían equiparse con capacidades de maniobra y podrían ver los interceptores. Además, se pueden esconder entre señuelos poco importantes, mientras que los hipersónicos siempre podrían ser muy bien vistos por los radares y sensores infrarrojos.

Los funcionarios estadounidenses promocionan a los misiles hipersónicos como alternativa de las armas nucleares para los ataques estratégicos. Sin embargo, sin ojivas nucleares estos no serían capaces de destruir muchos blancos difíciles y determinados. Es imposible lograr que sean sigilosos y les sería difícil usar sensores para una navegación precisa, o para localizar y buscar blancos móviles que podrían desaparecer antes de la llegada del misil.

Como advierte Nagappa, un país que está siendo objeto de un posible ataque no puede distinguir dónde está yendo un misil hipersónico o si lleva una ojiva nuclear. Además, como escribe Zhao, "debe rechazarse cualquier estrategia que dificulte la distinción entre guerra convencional y nuclear". Sin embargo, es igual de riesgoso apostar a que alguna vez se elimine el peligro de una guerra nuclear de cualquier guerra entre potencias nucleares.

No me preocupan demasiado las definiciones, distinciones u otros problemas técnicos del control de armas para los misiles hipersónicos, ni que algún país burle una prohibición a través del desarrollo supuestamente pacífico de la tecnología de aviones espaciales. En cualquier caso, una "evasión" repentina de la prohibición de pruebas de misiles hipersónicos no podría mantenerse en secreto. No proporcionaría ninguna ventaja militar decisiva ni pasible de utilizarse inmediatamente, y otras naciones simplemente harían lo mismo. El desertor simplemente habría desperdiciado la oportunidad de evitar otra ronda de una carrera armamentista estancada, aunque muy peligrosa.

Aprovechemos esta oportunidad mientras todavía existe. Los misiles hipersónicos son basura.

 


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