¿Nada de compromisos para los poderosos?

By Wael Al Assad: ES, September 17, 2014

Si cada uno de los cinco estados nucleares reconocidos tan sólo poseyeran 30 ojivas nucleares, ¿sería el mundo un lugar más seguro? Sí, probablemente sí. Pero no sería lo suficientemente seguro. Y, los pequeños arsenales tampoco serían consistentes con un "desarme general y completo", algo para lo cual se comprometieron los estados nucleares bajo el Tratado de No Proliferación (TNP).

La reducción del número de armas no puede, ni debe, ser considerado el objetivo final del desarme, sin importar que tan drásticas sean las reducciones. Concentrarse en las reducciones daría una falsa sensación de seguridad. Distraería la atención del objetivo del desarme completo. En cualquier caso, algunos argumentan que cuando los estados nucleares reducen sus arsenales, sólo lo hacen por necesidad económica. Lo que en verdad quieren, según este argumento, es establecer arsenales de un tamaño óptimo: asequible, pero capaz de conferir poder nacional y prestigio. Por lo tanto, los arsenales más pequeños no cambiarían la naturaleza vital de las dinámicas de poder internacional, según el cual los estados nucleares mantienen la supremacía con base en su posesión de armas nucleares.

Sin equivalentes. En 2005, cuando Kofi Annan era Secretario General de las Naciones Unidas, él dijo que " el progreso en el desarme y la proliferación es esencial, y que ninguno deberá ser rehén del otro". No estoy seguro que el planteamiento de Annan sea correcto, o que los estados no nucleares deban actuar de acuerdo a él. Se da por hecho que el desarme y la no proliferación están vinculados. Los incentivos para la proliferación seguirán existiendo, y los estados no nucleares resistirán a controles más exhaustivos de la no proliferación, a menos que se toman pasos muy serios hacia el desarme. Y los estados nucleares jamás considerarían seriamente eliminar sus armas sin medidas estrictas de no proliferación en vigor. Pero todo esto ensombrece un hecho central: que los estados nucleares son una amenaza a la paz mundial y la seguridad sin importar quién las posea, y la excepcional naturaleza inhumana  de estas armas dotan de una responsabilidad única a los países que las poseen. Por lo tanto, aunque la no proliferación y el desarme están vinculados; no puede existir alguna equivalencia verdadera entre las naciones nucleares y no nucleares.

Un área en donde las naciones nucleares y no nucleares demuestran poca equivalencia es en su adherencia a los compromisos de los tratados. Los estados no nucleares, con muy pocas excepciones, han cumplido su palabra en el trato del TNP, mientras que los estados nucleares han fracasado en cumplir con la suya. O quizá cabe mencionar una perspectiva más cínica: Los estados nucleares, a cambio de los compromisos de no proliferación del tratado, hicieron promesas de desarme que no tenían la menor intención de honrar.

Esta tendencia parece repetirse a través de la existencia del tratado. En la Conferencia de Revisión y Extensión del TNP de 1995, los estados nucleares acordaron a más compromisos sobre el desarme para asegurar la extensión indefinida del tratado. (Estos compromisos incluyeron, entre otras cosas, implementar una resolución sobre el Medio Oriente, la cual respaldaba la creación de una zona sin armas de destrucción masiva en la región). Ahora, como esos compromisos no han sido honrados, algunos estados no nucleares están cuestionando la validez de la extensión.

En el 2000, los estados nucleares hicieron otra serie de compromisos, ampliamente conocidos como los "13 pasos prácticos" hacia el desarme nuclear. Pero en las negociaciones hacia un acuerdo en la conferencia del 2005, Estados Unidos se resistió a incluir cualquier referencia a los compromisos de 1995 y 2000, lo cual es una razón por la cual no se llegó a un acuerdo sustancial.

Se ha vuelto muy evidente, por lo tanto, que los estados nucleares no tomas sus promesas con el desarme en serio, sino que hacen afirmaciones audaces sobre sus grandes pasos hacia el desarme y su total cumplimiento con sus obligaciones. Lo que se necesita, ellos afirman, ¡son restricciones adicionales sobre las naciones no nucleares para asegurar que ellos no se conviertan en proliferadores!

Mientras tanto mantienen sus arsenales de armas, ostentan armas nucleares en sus doctrinas de seguridad, desarrollan nuevas generaciones de armas y dibujan reducciones reversibles como desarme. Estados unidos, junto con China, aún se niega a ratificar el Tratado Comprensivo de Prohibición a las Pruebas Nucleares. Los estados nucleares, en todos los foros, incluyendo al Grupo de Surtidores Nucleares, buscan imponer reglas estrictas en el ciclo de combustible y limitar el acceso de los estados no nucleares a la tecnología nuclear pacífica. Hacen esto mientras brindan cooperación nuclear y tecnológica a tres estados nucleares de facto: la India, Pakistán e Israel. Mantienen el silencio, la mayoría del tiempo, sobre el rechazo y negación de Israel a adherirse al tratado. Sin embargo, ¡el mundo sigue esperando ilusamente que los estados nucleares negocien en buena fe!

Nuevo acercamiento. Entre todo esto, la credibilidad del desarme multilateral se está cuestionado seriamente, y el régimen de no proliferación puede estar descociéndose. ¿Qué pueden esperar los estados no nucleares que suceda en la conferencia de revisión del 2015? ¿Harán más compromisos los estados nucleares y seguirán deshonrándolos? Para evitar este resultado, se deben tomar medidas más drásticas. Sólo las medidas drásticas podrán prevenir que los pocos poderosos abrumen los interéses de muchos.

Un grupo central de estados no nucleares deberá forjar una nueva alianza con naciones de todas las regiones que cuenten con ideas afines. Esta alianza deberá lanzar una campaña para enfatizar la actual situación, la cual es ni sustentable, ni aceptable, y deberá trabajar para ganar la opinión publica y el apoyo de las organizaciones no gubernamentales. La alianza deberá crear un foro anual en donde los estados no nucleares puedan coordinar sus posiciones. Y lo más crucial, la alianza deberá declarar que no aceptará nuevos compromisos para la no proliferación hasta que se cumplan cuatro pasos específicos hacia el desarme.

El primer paso es demarcar las negociaciones para el desarme que se requieren según el artículo VI del TNP. Como parte de esto, los requisitos legales, políticos y técnicos para eliminar las armas nucleares deberán ser identificados. (Por ejemplo, mecanismos específicos de verificación deberán ser establecidos). El segundo paso sería formar un organismo, como parte del proceso de revisión del tratado, que supervisaría la implementación de los 13 pasos prácticos para el desarme nuclear. El tercer paso es que los estados nucleares, dentro de un marco de tiempo establecido, se abstengan de compartir bienes nucleares con estados no nucleares. (Me refiero aquí a la política de disuasión nuclear de la OTAN, con la cual las armas nucleares se ponen en los territorios de los estados no nucleares y se contempla la entrega del armamento al ejército de las naciones de dichos territorios). El cuarto paso es que los estados con armamento detengan toda su cooperación nuclear con los estados nucleares de facto, y ejerzan gran presión sobre ellos para que se adhieran al proceso del tratado como estados no nucleares.

Ciertamente, esta estrategia trae consigo riesgos. Si los estados nucleares deciden que no tiene uso para el régimen que limita sus poderes, el ya de por sí débil régimen del tratado podría colapsar completamente. Esto dejaría un vacío en el sistema internacional que sería difícil de llenar. Aun así, creo que tal estrategia es necesaria. El ambiente de seguridad global se basa en el poder, y los poderosos sienten poca necesidad de jugar con las mismas reglas que los demás. Sólo una estrategia radicalmente diferente podrá cambiar el status quo.



Topics: Nuclear Weapons

 

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