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By Wu Chunsi: ES, July 31, 2015
En la segunda ronda, Nancy Gallagher se ahondó en el tema de la historia de la Guerra Fría con un debate sobre las interacciones entre los estadounidense y en cuanto a la lógica de las armas antisatélite y el control de armas que perduró durante ese tiempo. Gallagher dio fuertes indicios de que medidas semejantes de control de armas deberían ser los objetivos actuales, que las naciones deberían moderar su interés en desarrollar (y ciertamente, en utilizar) las capacidades antisatélite y que, por el contrario, deberían emprender el camino que Washington y Moscú moldearon en las últimas décadas.
Es entendible que Gallagher y los demás sientan urgencia para volver a robustecer los esfuerzos de control de armas internacionales y el desarme, debido a que los esfuerzos se han paralizado por muchos años. Yo, también, por lo general, apoyo el mantenimiento de la estabilidad estratégica y los avances en el control de armas, pero, al mismo tiempo, es importante señalar que las relaciones actuales entre Estados Unidos y los recién llegados al espacio difieren de las viejas relaciones americano-soviéticas.
Primero, como lo analizó Bharath Gopalaswamy en su segundo ensayo, hoy en día, Estados Unidos goza de una gran asimetría de poder en el espacio ultra terrestre. Esta asimetría complica los cálculos del control de armas. A Estados Unidos, debido a su dominio, tal vez no le interese limitar sus acciones en el espacio. Los recién llegados al espacio, debido a su debilidad relativa, tienden más a ejercer una mayor vigilancia para proteger sus derechos, en vez de adelantar el desarrollo. La asimetría de los poderes polariza las posiciones nacionales y dificulta la reconciliación.
Segundo, muchos de los recién llegados al espacio ultra terrestre, notoriamente China y la India, son muy diferentes de Estados Unidos en términos culturales. Estados Unidos y la Unión Soviética diferían marcadamente sobre cuestiones ideológicas, pero se podía suponer un grado razonable de familiaridad cultural; las personas en ambos bandos, por ejemplo, solían sentirse cómodas expresando sus preferencias de manera bastante directa. En los países asiáticos esto casi no siempre es el caso. Por lo tanto, Estados Unidos, a veces, se queda dudando de las verdaderas intenciones de China, suponiendo lo peor, y llegando a conclusiones incorrectas. Esta dinámica desempeña un papel cuando China responde a las propuestas de EE.UU con el silencio. El silencio podría significar que, aunque China esté de acuerdo con la propuesta, de todas formas, desea dejar un espacio abierto para la cooperación (mientras se evita la oposición pública). Pero, Estados Unidos podría muy fácilmente interpretar el silencio de China como un simple rechazo a la cooperación; lo opuesto a lo que China pretende hacer. Las cuestiones culturales de esa índole deben de considerarse cuando los acuerdos de control de armas sean elaborados. Simplemente al seguir el modelo del acuerdo americano-soviético, probablemente, no se alcanzarían los resultados deseados.
Tercero, el panorama en el espacio ultra terrestre ha cambiado bastante en las últimas décadas. El espacio se está concurriendo más. Hoy en día, muchos países tienen la tecnología para participar en actividades espaciales y parece inevitable que los nuevos actores lleguen a dominar las capacidades antisatélite. En medio de esta realidad cambiante, los acuerdos bilaterales como los que buscaban Estados Unidos y la Unión Soviética tal vez no sean los más adecuados. Un mejor acercamiento sería buscar acuerdos multilaterales o trabajar con instituciones internacionales.
China entiende porque la comunidad internacional pide un resurgimiento de los procesos de control de armas alrededor de las armas antisatélite y de otros temas del espacio ultra terrestre. Y China, por lo general, apoya el control de armas en el espacio ultra terrestre. Pero como dice el dicho, el diablo está en el detalle. La verdadera pregunta no es si los países individuales apoyan los esfuerzos para el control de armas y si desean la estabilidad estratégica, pero, por el contrario, cómo se alcanzarán estas metas, conforme a qué principios y cuáles prioridades se buscarían. Mientras vayan cambiando las circunstancias en el espacio, la naturaleza de los acuerdos de control de armas entre naciones también debe de cambiar. Sin embargo, si los jugadores más importantes no llegan a un entendimiento claro y común sobre la nueva realidad en el espacio, será difícil entablar un diálogo constructivo.
Topics: Nuclear Weapons, Technology and Security
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