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Oferta, demanda y saber qué es lo importante

By Gilberto M. Jannuzzi (ES), April 12, 2012

En discusiones internacionales sobre la energía nuclear en el mundo en desarrollo, a menudo tanto la comunidad de la no proliferación como los mismos países emergentes otorgan excesiva importancia a ciertos elementos del debate y poca importancia a los demás. Como lo sugiere P.R. Kumaraswamy en su primer ensayo presentado en esta Mesa Redonda, la comunidad de la no proliferación se enfoca tanto en la proliferación de armamento que a veces no reconoce la necesidad creciente de servicios de energía de los países en desarrollo, y por consiguiente, no aborda cómo satisfacer esta demanda. Además, los defensores de la no proliferación a menudo prestan poca atención al cambio climático, cuyos efectos impredecibles en el mundo en desarrollo podrían representar un mayor peligro que la proliferación.

Mientras tanto, es posible que la consideración de algunos países en desarrollo por adoptar la energía nuclear, surja de un enfoque excesivo por la seguridad energética y de la atención inadecuada hacia otros elementos de la ecuación energética. Más aun, las estrategias de seguridad energética pueden llevar a los países emergentes a usar métodos convencionales de planificación energética, y en todo caso, a considerar un número limitado de opciones de abastecimiento. Los países en desarrollo se equivocan, por reales que sean sus necesidades energéticas, si restringen sus opciones para aumentar el abastecimiento.

Pero el enfoque excesivo en tecnologías de abastecimiento es por lo general una característica típica de los debates sobre la energía. A menudo, se ignoran las estrategias que podrían alterar drásticamente los sistemas de suministro y las infraestructuras para el uso final — aunque se pueden alcanzar avances importantes hacia infraestructuras eficaces y modernas por medio de soluciones técnicas como señalé en mi primer ensayo de la Mesa Redonda (éstas incluyen edificios de gasto energético nulo, generación repartida y sistemas de transporte que requieren menos energía para su funcionamiento).

No obstante, muchos países en vías de desarrollo se caracterizan tanto por la demanda reprimida de energía como por un crecimiento en su población. Por tanto, incluso programas agresivos de innovación para atender la demanda serán insuficientes para equilibrar las ecuaciones energéticas de estas naciones. De acuerdo al World Energy Outlook 2010, alrededor de 1,400 millones de personas en el mundo (aproximadamente el 85 % de éstas en áreas rurales) no tienen acceso a electricidad. Para el año 2030, se pronostica que este número caerá a 1,200 millones (aun sin implementar nuevas políticas para aumentar el acceso), pero esta cifra menor representará alrededor de un 15 % de la población mundial. Mientras tanto, alrededor de 2,700 millones de personas no tienen acceso a combustibles modernos para cocinar y se espera que esta cifra aumente a 2,800 millones para el año 2030. Considerando que la incineración de la biomasa produce gases de efecto invernadero y supone un peligro para la salud humana, lo anterior representa un problema significativo.

Dado lo anterior, aun las políticas agresivas para adoptar tecnologías avanzadas relativas a la demanda no resolverán los problemas energéticos de cada nación; después de todo, en muchos de los casos, la expansión de la base de suministro, se volverá necesaria. Los servicios energéticos irregulares o de baja calidad, que están al alcance de países en desarrollo, son un obstáculo para las ambiciones de las personas que quieren mejorar sus vidas, y lo que es más, dificultan los esfuerzos nacionales para el desarrollo económico. Por lo tanto, es perfectamente legítimo que los países en desarrollo busquen la expansión de reservas energéticas y consideren la energía nuclear como parte de este esfuerzo.

Así, en vez de que la comunidad internacional se ponga en el camino de estos países y sus esfuerzos para desarrollar la energía nuclear, debería ayudar al mundo en desarrollo a satisfacer sus necesidades energéticas por medio de maneras eficientes en costo y que respeten al medioambiente. Claro que proveer esta tecnología es una manera de brindar apoyo, pero no se debe enfatizar únicamente las tecnologías del lado del abastecimiento. Otros pasos a seguir deben incluir el apoyo financiero para el desarrollo de energía innovadora de bajo costo, energías renovables y sistemas modernos para satisfacer la demanda que permitan dar saltos gigantescos hacia una mayor eficacia en áreas desde la construcción hasta el sector agroindustrial. También se podría brindar más apoyo a instituciones sociales y de recursos humanos locales, las cuales cuentan con una gran capacidad para gestionar sistemas energéticos sustentables. Por supuesto que también es importante que los países emergentes trabajen juntos al transferir tecnología y por lo general, que aspiren a una mayor cooperación Sur-Sur.

La energía nuclear es una de varias opciones energéticas legítimas para el mundo en desarrollo. En muchos casos, es la opción equivocada y lo peor para los países en desarrollo sería buscar opciones energéticas inadecuadas creando simultáneamente patrones insostenibles de demanda energética futura. No obstante, el crecimiento de la demanda de servicios energéticos es real y se debe atender de manera realista.



 

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