Proliferación de misiles: Traten la enfermedad

By Sitki Egeli: ES, September 2, 2016

Las discusiones sobre los controles a las exportaciones se centran por lo general en los proliferadores. Sin embargo, quizás deberían centrarse en la hipocresía de los Estados que establecen las normas.

Mi colega de mesa redonda, Masako Ikegami, ha señalado con acierto que la doble moral en los instrumentos de control de armas, al exacerbar la inseguridad, en realidad invita a la proliferación. A su vez, tomando como ejemplo a los drones, yo me referí a la forma en que los controles a las exportaciones pueden usarse indebidamente al servicio de agendas ocultas.

Los miembros del club nuclear, tanto reconocidos como de hecho, no tienen muchos escrúpulos a la hora de promover sus capacidades en materia de sistemas vectores de armas nucleares. Los misiles hipersónicos ofrecen un ejemplo concreto. Se está por iniciar una carrera armamentista en vehículos hipersónicos, que será desestabilizadora y supondrá un derroche de dinero; existe un amplio consenso sobre este punto. Sin embargo, Estados Unidos, Rusia, China e India, todas naciones con programas hipersónicos, no se muestran muy inclinadas a limitar sus capacidades «posbalísticas» para el lanzamiento de armas de destrucción masiva. Es claramente una hipocresía que estos Estados con armas nucleares exijan a otros actuar con moderación en sus actividades con misiles balísticos y de crucero. Entretanto, a algunos proliferadores que poseen tanto armas nucleares como misiles avanzados, como es el caso de Israel, se permite, en comparación, el libre acceso al know-how y armamento en materia de misiles. En estas circunstancias se vuelve difícil defender los controles estrictos a las exportaciones que se imponen a tantos Estados.

Elegir la herramienta correcta. Mi colega de mesa redonda, WPS Sidhu, sostuvo que «la proliferación de misiles es difícil de abordar, en parte debido a que los proliferadores, las motivaciones y capacidades en materia de proliferación y los misiles en sí mismos, son todos bastante diversos». Tiene razón y, de hecho, cuando las circunstancias geoestratégicas, políticas, tecnológicas y financieras de los proliferadores varían tan profundamente, ningún instrumento para la no proliferación tiene, por sí mismo, demasiadas posibilidades de abordar todos los retos que presenta la proliferación. Esta es la razón por la que, en comparación con un menú fijo de no proliferación, un enfoque a la carte tiene más probabilidades de tener éxito. En consecuencia, debería existir una diversidad de instrumentos y medidas para poner freno a la proliferación, y cada uno de ellos tendría impacto cuando fuera pertinente y pudiera ser eficaz.

Los participantes de esta mesa redonda han identificado varias medidas e instrumentos prometedores. Sidhu, por ejemplo, mencionó iniciativas políticas y diplomáticas, a nivel bilateral, regional y global. Como ejemplo de estas iniciativas cabe mencionar el Código de Conducta de La Haya contra la proliferación de misiles balísticos y la labor de los grupos de expertos gubernamentales de la ONU. Estos enfoques, escribe Sidhu, «son cruciales para establecer las normas e instrumentos que pueden limitar la proliferación, y también son fundamentales para promover una conducta responsable en los Estados que ya poseen armas estratégicas». Estoy totalmente de acuerdo. Aun así, estas iniciativas son tareas metodológicas que por lo general demoran mucho en obtener resultados concretos. Para que tengan éxito, es necesario que la mayoría de los Estados, si no todos, con interés en la tecnología de misiles, demuestren buena voluntad y una conducta responsable, lo que no es fácil. En cualquier caso, las iniciativas políticas y diplomáticas deben continuar. Sin embargo, para las naciones que no quieren cumplir o cooperar, siguen siendo necesarios los planteamientos con fines de disuasión, contención o coerción.

Por esta razón, los controles a las exportaciones, sin importar lo ineficaces que a veces son, mantendrán un lugar importante dentro de los instrumentos destinadas a la no proliferación de misiles. En mi primer artículo sostuve que los controles a las exportaciones complican de forma más eficaz las vidas de los proliferadores cuando se centran estrechamente en los sectores tecnológicos críticos, por ejemplo, los misiles de alcance más largo. Sidhu no está convencido de que enfocarse en este tipo de misiles pueda funcionar. Señala, con acierto, que puede ser difícil diferenciar a los vehículos civiles multi-etapa de lanzamiento espacial de los misiles multi-etapa. Es difícil sí, pero no imposible. Algunos analistas afirman, contrariamente a la opinión generalizada, que determinados aspectos de los programas para los vehículos lanzadores de satélites no coinciden con el desarrollo de los misiles balísticos. De hecho, solo unas pocas tecnologías y tipos de armamento son específicos para los misiles balísticos. Entre estos se cuentan determinados tipos de propulsores, así como las tecnologías relacionadas con el reingreso a la atmósfera.

Un mal más profundo. La proliferación de misiles constituye un problema complejo cuyo aspecto más preocupante, como sostuvo Ikegami, es la estrecha relación entre los misiles y las armas de destrucción masiva. En realidad, la proliferación de misiles es un síntoma de un mal mucho más profundo: el fuerte interés de los países en las armas de destrucción masiva que, a su vez, es una ramificación de los trastornos que caracterizan a las relaciones interestatales. Los esfuerzos para poner freno a la proliferación de misiles, como siempre sucede cuando los tratamientos tratan los síntomas pero no las enfermedades subyacentes, solo pueden tener esperanza de lograr un éxito limitado.

 


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