Rechazando la camisa de fuerza feminista

By Salma Malik: ES, June 9, 2014

La famosa fotografía que tomaron en la Conferencia Solvay sobre Electrones y Fotones en 1927 muestra a 29 científicos pioneros cuyo trabajo sentó las bases posteriormente para el Proyecto Manhattan. Marie Curie es una de las personas que aparece en la foto. Los otros veintiocho son hombres.

En la actualidad, en Pakistán, yo estimaría que la representación de la mujer en la comunidad nuclear, —las científicas, las mujeres con profesiones técnicas y las mujeres analistas de seguridad—, sería de un 20 a 25 por ciento. Estas cifras son más bajas de lo que deberían ser, pero representan el progreso en la igualdad de género desde 1927 y son bastante comparables a la proporción de género en Occidente.

Como Polina Sinovets y yo habíamos mencionado en la primera ronda, las diseñadoras de política pueden ser agresivas, feroces y propensas al uso de armas como sus homólogos. Un ejemplo: supuestamente Barack Obama decidió lanzar ataques aéreos contra el régimen de Gadafi en Libia porque lo convencieron Hillary Clinton, Samantha Power y Susan Rice. Por lo tanto, ¿en realidad habrá alguna razón para pensar que el acercamiento basado en el género para el desarme podría llevar más rápido a la abolición del armamento nuclear?

Aunque la respuesta sea no, aunque la preparación de las mujeres cambie poco la política nuclear, seguirá siendo importante capacitar a las mujeres porque se beneficiarán ellas mismas y porque establecerán una sociedad más equitativa. Sin embargo, las mujeres no contribuirán a su propia capacitación si intentan meterse dentro de una camisa de fuerza feminista; si intentan crear una comunidad exclusiva de expertos nucleares que piensan y realizan labores de manera diferente que los hombres. Al contrario, la búsqueda de igualdad puede llegar a mayores avances si las mujeres trabajaran simplemente para aumentar su representación, credibilidad y visibilidad.

No obstante, las mujeres no pueden alcanzar estas metas solas. En muchos países, los gobiernos deben aprobar y hacer cumplir la legislación que requiere la igualdad de oportunidades y el entorno favorable para las mujeres en sus trabajos. La cuotas o las distribuciones especiales a veces pueden ser obligatorias para asegurar que las mujeres calificadas tengan las oportunidades que se merecen. Con el paso del tiempo, estas medidas aumentarían el número de diseñadoras de políticas y expertas y robustecerían la credibilidad de la mujer. Aún así, las mujeres seguirían topándose con el techo de cristal, que de alguna manera, tendrían que romper. Hacerlo sería difícil, pero para las mujeres, nada nunca ha sido fácil.

En resumen, Reshmi Kazi argumentó en la primera ronda que cuando "los gobiernos realizan análisis de costo-beneficio para gastos militares, deben de tomar en cuenta las dimensiones de género de estos gastos". Pero los problemas en la sociedad, como la pobreza y la salud, nunca han incidido en la toma de decisiones sobre armamento en el país. ¿Nueva Delhi prescindirá de su arsenal nuclear por preocupación de los tugurios de Mumbai, por el gueto musulmán de Delhi o por las aldeas de las viudas de Cachemira? Dudoso que sea así. Las naciones no tomarán sus decisiones estratégicas por razones éticas o morales hasta que el mundo sea distinto; un mundo donde tanto los hombres como las mujeres demuestren sensatez y razón. En dicho mundo, la prioridad sería la seguridad humana, el desarrollo sostenible y el pacifismo y no los estereotipos de género.



Topics: Nuclear Weapons

 

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