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By Bharat Karnad: ES, August 11, 2014
Los ensayos de la primera ronda escritos por mis colegas Héctor Guerra y Rodrigo Álvarez Valdés indican que sufren de una enfermedad identificada como Tlatelolco-itis: la propensión a ignorar aquellas características del Tratado de Tlatelolco que indican que no es una base práctica para el desarme universal. Ambos hombres parecen usar el tratado como piedra angular para su razonamiento de un mundo sin armas nucleares. (Guerra, a decir verdad, jamás menciona el tratado, pero su perspectiva sobre el desarme en general parece ser consistente con la Tlatelolco-itis).
El Tratado para la Prohibición de Armas Nucleares en América Latina y el Caribe, también conocido como el Tratado de Tlatelolco, ha liberado a los latinoamericanos de los peligros existenciales que forman parte de la competencia nuclear. Pero el tratado y su régimen son afortunados de sobrevivir las fricciones nucleares que alguna vez caracterizaron las relaciones entre Brasil y Argentina. Más allá de esto, el establecimiento del tratado fue provocado (en gran parte) por la Crisis de los misiles en Cuba, pero se hizo políticamente posible gracias a la arquitectura de seguridad dominante de Estados Unidos en el mundo occidental. Es decir, los compromisos de seguridad de los EE.UU. en la región aplacaron los miedos albergados por los estados signatarios de que el comunismo se esparciera en América Latina (en parte por el puesto remoto de los soviéticos en Cuba). Gústeles o no, los miembros del Tratado de Tlatelolco aún se mantienen bajo la sombrilla protectora de los Estados Unidos. Por lo tanto, su estado relativo a las armas nucleares es, en efecto, igual al de los estados no nucleares dentro de la OTAN. Cualquier declaración de que América Latina no tiene nada que ver con las armas nucleares es falsa.
Ni Guerra ni Álvarez reconocen esto. De hecho, Álvarez argumenta que si las zonas libres de armas nucleares unieran fuerzas, podrían proveer una base para el desarme global. Él admite que tal estrategia no tiene grandes oportunidades de tener éxito. Pero lo que no admite es que la zona libre de armas nucleares original (Tlatelolco) está organizada alrededor de una garantía implícita de seguridad nuclear. Ni Guerra ni Álvarez sugieren que los Estados Unidos, el Reino Unido y Francia (los tres estados nucleares que poseen territorio en Latinoamérica) se deshagan incondicionalmente de sus armas nucleares, que los tres estados se desarmen antes de que otros estados nucleares lo hagan. Pero entonces, ¿cómo puede considerarse a la región verdaderamente libre de armas nucleares?
Además, Guerra admite que los mecanismos establecidos para llegar al desarme, tal como la Conferencia sobre Desarme de la ONU, han "sufrido algunos fracasos" y que la tecnología nuclear se ha esparcido. Sin embargo, él considera que la iniciativa "prohíban la bomba" es un camino para sensibilizar al mundo a los riesgos de estas armas, aunque el peligro ya es bastante bien reconocido. Mientras tanto, Guerra considera la iniciativa humanitaria como algo para "arreglar el desorden que rodea al desarme nuclear", con lo cual se refiere a la estrategia escalonada incremental de la Conferencia sobre Desarme. Sin embargo, de manera problemática, él cree que los tratados que establecieron prohibir las minas antipersona y municiones en racimo pueden mostrar el camino para el desarme nuclear. Pero los procesos de Ottawa y Oslo hacia la eliminación de estos dos tipos de armas no fueron tan tensos como las negociaciones sobre las armas nucleares. Y en cualquier caso, las minas antipersona y municiones en racimo son similares a los gases venenosos, algo periférico a la seguridad de los estados, y por lo tanto, susceptibles a una prohibición.
Finalmente, Guerra argumenta que la "experiencia acumulada, las prácticas y los principios de la política exterior" están "estrechamente relacionados" con los "procesos de desarme". Pero las experiencias, prácticas y principios de la política exterior también son una función de las fronteras disputadas, conflictos recurrentes y la necesidad de las naciones para prevenir las guerras —y si fuera el caso, luchar en ellas— a través de medios militares convencionales y nucleares. Construir un caso para el desarme sobre cualquier otra premisa, tal como lo hace Guerra, es buscar soluciones simplistas a un problema infernalmente complejo.
Topics: Nuclear Weapons
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