China debería procurar la estabilidad nuclear, no la utopía del desarme

By Rajesh Rajagopalan: ES, December 28, 2016

Debatir si China puede dirigir al mundo hacia el desarme nuclear, como han hecho mis colegas en esta mesa redonda, es hacer la pregunta equivocada en el momento equivocado. China no tiene por costumbre luchar contra los molinos de viento, e intentar avergonzar a Pekín para que asuma el liderazgo en el desarme es, o bien una demostración de desesperación o una muestra de desarraigo de las realidades políticas contemporáneas.

Para que puedan hacerse avances reales en materia de control de armas y desarme nuclear a nivel global, es necesario que exista cierto consenso entre las grandes potencias. Por esta razón el régimen de no proliferación nuclear fue tan fuerte durante la Guerra Fría. La no proliferación interesaba tanto a Estados Unidos como a la Unión Soviética, y ambos países cooperaban para promover ese interés. En la actualidad no existe este tipo de consenso, en particular entre las grandes potencias.

El orden mundial parece dirigirse hacia mayores conflictos y caos. Y esto no se debe a la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, a pesar de que parece probable que esta aumente el ritmo de las tendencias existentes. China, Rusia y diversos regímenes desalmados de todo el mundo han estado superando los límites del comportamiento tolerable durante los últimos ocho años, mientras Estados Unidos, bajo la presidencia de Barack Obama, ha encontrado una excusa tras otra para mirar hacia otro lado. Ya fue bastante malo que la administración de Obama se negara a involucrarse seriamente en la terrible guerra civil de Siria. Peor es que Washington no haya podido generar la confianza de que apoyará a sus aliados y ni siquiera haya intentado contrarrestar a sus crecientes oponentes, como China. Esto ha llevado a que los jugadores regionales más débiles, desde Europa hasta Asia, se sientan cada vez más solos.

La elección de Trump no ha hecho más que profundizar la percepción de que Estados Unidos se está lavando las manos de sus compromisos globales En consecuencia, incluso a países como Japón y Alemania, que hasta no hace mucho se consideraban «potencias civiles» que priorizaban la integración económica sobre la fuerza militar, ahora les preocupa cómo garantizar su seguridad. Si ellos y otros aliados de Estados Unidos deciden que están solos, entre sus posibles respuestas podrían estar las armas nucleares. Esto señalizaría el fin del régimen de no proliferación.

Trump es esencialmente distinto a Obama. El presidente actual no tiene ningún interés en jugar el gran juego. Trump parece decidido a jugarlo de cualquier modo, siguiendo su instinto en lugar de una estrategia, por su cuenta, en vez de con sus aliados. También parece decidido a adoptar una línea dura contra China, acorde a la retórica de su campaña. Si China reacciona con firmeza, podría rápidamente desencadenarse un conflicto. Tanto los aliados como los posibles enemigos de Washington tienen razones para sentirse inseguros, generando el potencial para una situación mucho más tensa e incómoda en la política internacional, en la que todas las potencias procuren adoptar medidas unilaterales para garantizar su seguridad.

En este contexto, la prioridad no debería ser el desarme nuclear. En su lugar, los esfuerzos deberían centrarse en mantener cierta estabilidad, a través de medidas para la generación de confianza y el control de armas. China puede hacer muchas cosas para crear confianza, especialmente en Asia. Una China que se conduzca con una mayor moderación puede reducir en gran medida la inseguridad en su región y limitar las réplicas de la elección de Trump. Pekín también podría contribuir a la estabilidad demostrando una mayor apertura y transparencia, cuya ausencia es una de las principales causas de las inquietudes regionales en torno a China.

También debería esforzarse por fortalecer el régimen de no proliferación. Corea del Norte sería uno de los aspectos de este esfuerzo pero igual de importante es apuntalar la pérdida de confianza en el régimen. Un fuerte régimen de no proliferación nuclear conviene a los intereses de China. Algunos vecinos de China, que incluyen a Japón y Corea del Sur, están en condiciones de fabricar armas nucleares, pero han optado por no hacerlo. Conviene a Pekín asegurarse de que no cambien de opinión.

China también puede asumir un rol de liderazgo en su región y otras regiones al intentar limitar las nuevas rivalidades en materia de seguridad en el espacio exterior y la esfera cibernética. Pekín podría invertir en una versión asiática del Proceso de Helsinki, una amplia iniciativa multilateral que contribuyó mucho a mitigar las tensiones entre los bloques soviético y occidental en la década de los setenta. Son proyectos difíciles pero, en comparación con el desarme nuclear, parecen mucho más fáciles de lograr y beneficiosos a corto plazo.

El momento actual ofrece a Pekín una gran oportunidad para establecer y demostrar su liderazgo normativo en su región y otros lugares. La pregunta clave es si Pekín reconocerá y aprovechará esta oportunidad inesperada para disminuir la dependencia de la región en Washington como proveedor de seguridad.

 



Topics: Nuclear Weapons

 

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