China y el desarme: tres preguntas para seguir adelante

By Hua Han: ES, December 28, 2016

En medio de la posible transformación actual de un orden global centrado en EE. UU. a uno multilateral, tal como lo describió mi buen amigo Gregory Kulacki en esta mesa redonda, el desarme nuclear está ocupando nuevamente un lugar muy importante entre los asuntos que son objeto de debate entre estrategas, científicos y adoptadores de políticas. Kulacki pide a China adoptar un rol más activo en las iniciativas globales para abolir las armas nucleares, y se trata de una expectativa razonable. Con su creciente poder e influencia, China está obligada a asumir más responsabilidad en la gobernanza global en general y en el desarme nuclear en particular. De hecho, bajo el régimen de Xi Jinping, China ha demostrado que sus aspiraciones son mayores a las de «simplemente otra potencia nacional que impone sus propios intereses», tomando prestada la expresión de Kulacki. En la actualidad China procura convertirse en una gran potencia que, con sus propios métodos, ofrece bienes públicos y busca tener intereses comunes con otros países.

Sin embargo, todos los debates sobre el rol de China en el orden nuclear emergente deben partir de la base de entender cómo evolucionó el orden nuclear y qué fuerzas le han dado forma. En este orden, establecido en la década de los cincuenta, China ocupa un lugar intermedio, junto con Gran Bretaña, Francia y otras naciones. De un lado tienen a las dos superpotencias nucleares: Estados Unidos y Rusia (o, en su momento, la Unión Soviética). Del otro lado están los Estados que no poseen armas nucleares y representan a la amplia mayoría de naciones. Esta configuración no ha tenido cambios significativos, aun cuando el mundo bipolar colapsó hace 25 años y China surgió como la segunda economía más grande del mundo en torno a 2009. El peso de China en el orden nuclear sigue siendo modesto, si lo comparamos con la importancia del país en el sistema financiero asiático y en el orden económico global. China no tiene ninguna intención «revisionista» y no procurará convertirse en una superpotencia nuclear en el futuro previsible.

Seguridad, incertidumbre, capacidad. La rotundidad con la que China afronte sus obligaciones actuales en relación con el desarme y si asume o no un rol de liderazgo en el mismo dependerán de la respuesta que Pekín dé a las siguientes preguntas.

En primer lugar, teniendo en cuenta la enorme brecha existente entre China y Estados Unidos en sus capacidades de defensa convencional, ¿puede China proteger sus intereses en materia de seguridad sin mantener su fuerza disuasiva nuclear relativamente pequeña?

El avanzado despliegue de Washington de sus defensas contra misiles y capacidades de ataques precisos a lo largo de la frontera marítima china llevan a Pekín a considerar con cautela cualquier iniciativa drástica de desarme. Aunque Pekín es muy consciente del deseo de muchos Estados sin armas nucleares de eliminar las armas nucleares, y apoya las medidas adoptadas en este sentido, las iniciativas en pos del desarme deben tener en cuenta el entorno de seguridad dominante. La mejor forma en que China puede cumplir sus intereses es a través de un enfoque pragmático en relación con el desarme, y esto explica la abstención de ese país en la votación de octubre en las Naciones Unidas sobre un tratado de prohibición de las armas nucleares (todos los otros Estados poseedores de armas nucleares reconocidos oficialmente votaron contra la negociación de un tratado de prohibición).

La segunda pregunta es si China está lista para efectuar reducciones nucleares en medio de la incertidumbre en el orden nuclear existente. Tras ocho años del discurso de Barack Obama sobre el desarme -en gran medida infructuoso- estamos entrando ahora en un territorio nuevo. En Estados Unidos, y en todo el mundo, la gente se está preguntando cuál será la postura nuclear que mostrará Estados Unidos bajo la presidencia de Donald Trump, preguntándose si Trump «pulsará el botón» y si se le puede tener confianza con miles de ojivas nucleares. Al mencionar esta incertidumbre, no estoy buscando excusas para que China mantenga su arsenal nuclear. Sin embargo, es una realidad desafortunada que la política y postura nucleares de Washington pendan amenazadoramente sobre los cálculos de seguridad chinos.

La última pregunta es si China tiene actualmente la capacidad de desempeñar un rol de liderazgo en el terreno del desarme global. China todavía está pasando por una trascendental transformación social y económica. Las prioridades más urgentes del Gobierno continúan siendo el desarrollo económico y la estabilidad social. Se ha calificado a la conducta reciente de China en el extranjero de enérgica, pero la política exterior de Pekín no ha abandonado completamente el bajo perfil que en chino se conoce como tao guang yang hui. La capacidad diplomática de China en general y su diplomacia nuclear en particular continúan estando poco desarrolladas. En estas circunstancias, la capacidad de China para influir sobre la evolución del orden nuclear, crear normas y fijar la agenda de las instituciones multilaterales es limitada.

No obstante, Pekín está en camino de desempeñar un rol más activo en el orden nuclear. En los próximos años, a medida que China desarrolle una comunidad más amplia de expertos en política nuclear y mejore sus capacidades diplomáticas, esta tendencia solo podrá continuar.

 



Topics: Nuclear Weapons

 

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