Más allá de los limitados intereses nacionales

By Manpreet Sethi (ES), July 5, 2013

Mi colega Sadia Tasleem, al abordar la cuestión acerca de si Pakistán podría ser considerado un objetivo potencial de la política de disuasión de EE.UU., señaló en su segundo ensayo que su país no ha "ayudado a terroristas a acceder a armas de destrucción masiva". Esto es cierto, hasta ahora, y si bien es alentador que en los últimos años Pakistán ha adoptado medidas para mejorar su seguridad nuclear, se nos puede perdonar sentir un poco de inquietud: Entre 2007 y 2012 tuvieron lugar seis ataques terroristas contra instalaciones militares sensibles de Pakistán, algunas de las cuales se cree que albergan componentes nucleares, y los terroristas demostraron su capacidad de penetrar cada vez más profundamente. En la actualidad las organizaciones terroristas gestadas en Pakistán se oponen tanto a los Estados Unidos y a la India como a su propio poder político y, como he sostenido en la primera ronda, no pueden descartarse las confabulaciones internas con ellas. A medida que Pakistán expande frenéticamente su arsenal nuclear y lo diversifica para incluir capacidades tácticas, también se multiplican las fuentes que pueden permitir a los terroristas acceder a las armas. Por todas estas razones, sigo creyendo que Pakistán es el tipo de país que podría entrar en conflicto con la política de EE.UU. sobre terrorismo y disuasión nuclear.

Determinar la complicidad estatal es, sin embargo, un asunto complicado, y Tasleem cuestiona acertadamente la forma en que Estados Unidos podría evitar los errores de cálculo y los juicios erróneos. No obstante, la ciencia forense nuclear mantiene la promesa de determinar la culpabilidad: el análisis de las consecuencias radiológicas puede dar pistas valiosas sobre el tipo y la fuente de material fisible utilizado en una detonación. Además, la inteligencia, vigilancia y exploración espaciales hacen que las actividades nucleares de las naciones sean más transparentes. A la larga, ninguna nación podrá evitar las consecuencias si es cómplice de un acto de terrorismo nuclear.

Por fortuna nunca ha tenido lugar un acto de terrorismo nuclear. Sin embargo, esta situación no va a durar, a menos que se desarrolle un enfoque a más largo plazo y más holístico en cuanto a la existencia de armas nucleares. Mis compañeros de esta Mesa Redonda no ofrecen mucha esperanza de que esto pueda lograrse. Tasleem parece albergar poco optimismo en relación con el control de armas en el sur de Asia; Evgeny Buzhinsky evalúa con pesimismo el desarme nuclear considerándolo poco realista.

Un paso importante, si la idea de que las armas nucleares deben ser eliminadas no encuentra aceptación universal, sería reducir el valor otorgado a las armas nucleares. Estados Unidos dio un paso positivo en esta dirección con la divulgación de su Revisión de la Postura Nuclear de 2010 (a pesar de que la política nuclear de EE.UU. aún puede ser objeto de diversas críticas). Aplaudo también los dos "transiciones" que Buzhinsky propuso en su primer ensayo: hacia los enfoques colectivos frente a las nuevas amenazas, en lugar de enfoques nacionales, y hacia el control negativo de las armas nucleares, en vez del control positivo.

Yo añadiría otra transición a esta lista. Un método indirecto para combatir el terrorismo nuclear podría consistir en establecer una norma jurídica contra el uso de armas nucleares. Sé que los terroristas no se guían por las reglas, pero una convención universal y jurídicamente vinculante que prohíba el uso y la amenaza de uso de armas nucleares tendría dos implicaciones importantes para el terrorismo nuclear. En primer lugar, quitaría valor a las armas nucleares como instrumentos estatales, y esto reduciría el secretismo y la opacidad que rodea a las armas nucleares, promovería la rendición de cuentas transparente de material y ojivas y, en última instancia, reduciría el riesgo de robo. En segundo lugar, al mejorar la transparencia y la confianza, una convención facilitaría la cooperación internacional en el intercambio de inteligencia y la aplicación de la ley y, por consiguiente, mejoraría la seguridad global. Las naciones unidas contra las infracciones a la norma estarían colectivamente mejor equipadas, tanto política como moralmente, para responder a las mismas, tanto si fueron consumadas por actores estatales como no estatales.

Buzhinsky señala que "las armas nucleares no pueden resolver los problemas fundamentales del siglo 21." En efecto, no pueden, y yo diría que las armas nucleares crean simplemente nuevos problemas. Las armas nucleares solo sirven a los intereses nacionales limitados, arraigados; los líderes visionarios deben mirar más allá de estos intereses y centrarse más bien en la seguridad global.



Topics: Nuclear Weapons

 

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