No existe una fórmula mágica

By Ahmed Abdel Latif: ES, March 27, 2015

Carlos Correa, en apoyo de su argumento que "las patentes crean una barrera para la adopción de los sistemas energéticos para el bajo consumo de carbono en los países en vías de desarrollo", ha presentado información que, en mi opinión, no representa cabalmente la relación entre los derechos de la propiedad intelectual y la tecnología de energía limpia.

Correa señaló en la primera ronda, por ejemplo, que "las compañías con sede en los países desarrollados adquieren la mayoría abrumadora de las patentes relacionadas a las tecnologías energéticas de bajo consumo de carbono. Es cierto. Sin embargo, este fenómeno no es específico a la energía de bajo consumo de carbono. La misma situación prevalece en varios sectores de tecnología, aún cuando se considera el aumento en la cantidad de patentes adquiridas por compañías en algunos países emergentes, en particular en China.

Correa también puntualizó en la primera ronda que las patentes asociadas a los sistemas energéticos de bajo consumo de carbono se han multiplicado en los últimos años. De nuevo, es cierto, pero esta proliferación solo refleja el aumento más generalizado de las solicitudes para patentes en el mundo, lo que ha ocurrido en las últimas dos décadas en todos los ámbitos tecnológicos.

Por sí solos, los patrones globales de la apropiación de patentes no representan de manera automática ni sistemática barreras para la difusión de las tecnologías de reducción de emisiones de carbono. El aumento en solicitudes de patentes tampoco representa automáticamente una barrera. Los mismos patrones que caracterizan las patentes de energía limpia también prevalecen en ámbitos tales como la tecnología y comunicación informática, pero la difusión de estas tecnologías no ha sido impedida.

Además, Correa identificó "la maraña de patentes" como un obstáculo para la difusión de la tecnología de energía limpia, pero no parece que han habido casos bien documentados donde las marañas de patentes hayan prevenido el acceso o la difusión de la tecnología verde. Finalmente, Correa puntualizó que "en Estados Unidos, miles de patentes han sido sujetas a las licencias obligatorios para remediar las prácticas anticompetitivas o simplemente para el uso del gobierno o sus subcontratistas". En este sentido, cabe mencionar que Estados Unidos es uno de los pocos países con una legislación —la Ley de Aire Limpio— que efectivamente contiene una disposición para las licencias obligatorias para la categoría de tecnologías de energía limpia. También cabe señalar que ninguna solicitud para las licencias obligatorias ha sido presentada hasta ahora bajo esa ley y ninguna licencia ha sido concedida.

Aún así, Correa estaba en lo cierto cuando argumentó en la segunda ronda que los países desarrollados deberían estar dispuestos, mediante la Organización Mundial del Comercio o dentro de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, a sostener una discusión constructiva sobre los derechos de la propiedad intelectual y la transferencia de tecnologías energéticas de bajo consumo de carbono. Los países desarrollados no podrán simplemente rehusarse a dialogar o negar que existe un problema. También es importante para los países en vías de desarrollo de no adelantarse. Empezar las discusiones con las propuestas para hacer cambios radicales a las reglas que gobiernan los derechos globales de la propiedad intelectual no adelantarán forzosamente las negociaciones y solo beneficiarán a aquellos que defienden el statu quo.

Tanto Correa como Frederick Abbott han hecho hincapié en la magnitud y la urgencia de los desafíos del cambio climático. Estoy completamente de acuerdo. Nadie puede ignorar los desafíos del cambio climático, ni permanecer indiferentes a ellos, o simplemente abogar por el statu quo, y esto aplica al sistema de propiedad intelectual. Pero las tecnologías energéticas de bajo consumo de carbono son extraordinariamente diversas. Las condiciones difieren significativamente en cada país y de un sector económico a otro. Dicha diversidad sugiere que se debe considerar una amplia gama de opciones y de medidas para resolver los vínculos entre la propiedad intelectual y el cambio climático, pero que no existe "una fórmula mágica" que resolverá todos los problemas. Los problemas que rodean la propiedad intelectual y el clima solo pueden ser respondidos de manera gradual, desde abajo, basándose en evidencia empírica sobre el acceso a la tecnología limpia energética en países y sectores económicos específicos. En ese camino yace una oportunidad para el debate constructivo.

 



Topics: Climate Change

 

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