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Lo público contra lo privado

By Dalia el-Akkad (ES), February 7, 2013

El programa de energía nuclear de Egipto ha enfrentado una serie de retos recientemente. Primero, la voz de grupos medioambientales, quienes optan por fuentes de energía renovable, tales como la energía solar y eólica, en vez de nuclear, ha ido aumentando en importancia. Segundo, la  propuesta de la instalación de una planta de energía nuclear en El-Dabaa ha provocado manifestaciones de residentes de la región. Y en enero se reportó que el proyecto de El-Dabaa se pospondría hasta que una nueva legislatura electa pudiera reunirse para tratar el asunto.

Los periódicos y las revistas independientes han lidiado con esta situación con profesionalismo. Por primera vez, debido al aumento en la libertad de expresión que acompañó la revolución de Egipto, los medios de comunicación han podido prestarle atención a los grupos que se oponen al programa nuclear –la revolución ha abierto las puertas a un nuevo segmento de la sociedad para expresar sus opiniones y posturas. Antes de la revolución, el régimen no permitía que ningún artículo que criticara el programa nuclear fuera publicado. Sobre todo cuando Gamal Mubarak, hijo de el ex presidente Hosni Mubarak, anunció en una conferencia del partido en 2006 que el programa se reanudaría.

Los medios de comunicación estatales, sin embargo, continúan funcionando como lo hacían antes de la revolución. En agosto pasado, el Presidente Mohammed Morsi anunció que el Cairo estaba considerando la renovación del intermitente programa nuclear, al que definió como un esfuerzo puramente civil que proporcionaría energía limpia a los egipcios. Los periódicos estatales resaltaron las declaraciones de Morsi en sus primeras planas. Al mismo tiempo, los periódicos dedicaron un espacio importante a un informe del Ministerio de Electricidad y Energía declarando que el programa nuclear generaría empleos e impulsaría económicamente la zona de El-Dabaa. Los periódicos independientes, mientras tanto, podían centrarse con libertad en las críticas de los grupos en contra de la renovación del programa.

Igual y diferente. Mi colega Pramit Pal Chaudhuri ha descrito el panorama de los medios en su país, la India. Allá, el mercado de los medios es muy amplio y competitivo, y Chaudhuri analizó los aspectos negativos de dicha competencia — el mercado “se deja llevar por preocupaciones a corto plazo y no proporciona mucho espacio para el análisis político profundo”. Pero en Egipto, con su mercado de prensa más pequeño, la competencia es un aspecto positivo, especialmente ahora que los periódicos independientes empiezan a prosperar. Aquí la competencia en realidad ha hecho que los medios se interesen más detalladamente en la cobertura y el análisis de eventos. Pero los medios egipcios comparten algunos de los mismos problemas que sus homólogos en la India. En ambos lugares, los periodistas científicos y en especial, los periodistas nucleares son poco comunes.

Una cosa que esta Mesa Redonda ha confirmado es que la secrecía nuclear es un reto común para toda una serie de países. En su primer ensayo, Chaudhuri analizó el miedo  en la India de que “cualquier información nuclear que divulgue la India podría ser usada en su contra por Occidente”. El mismo tipo de actitud existe hoy en día en Egipto — los funcionarios gubernamentales a veces justifican no proporcionar detalles sobre temas nucleares argumentando que “Occidente los podría usar en contra de nosotros”. Los científicos que trabajan en instituciones de investigación especiales algunas veces también hacen esto.

Alexander Golts señaló en su primer ensayo que como había cuestionado las políticas nucleares rusas, fue acusado de promover los intereses de Estados Unidos. Algo similar ocurre en Egipto: algunos científicos afines al gobierno acusan a los grupos que se oponen al programa nuclear de ver por los intereses de Israel. Desde su punto de vista, el único que se beneficiaría al detener el programa sería el estado de Israel.

La revolución en Egipto ha conducido a una mayor libertad de prensa, pero la falta de transparencia continúa caracterizando al programa nuclear del país. Con información tan  restringida y en medio de una situación política nacional aún sin resolver, es muy difícil determinar la postura verdadera del gobierno acerca de la reanudación del programa nuclear.



 

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