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By Augustin Simo: ES, May 13, 2016
Aproximadamente el 11 por ciento de la producción de electricidad mundial corresponde a la energía nuclear, y es muy probable que este porcentaje aumente en el mediano plazo, a medida que el mundo intente limitar el dióxido de carbono en la atmósfera y, de ese modo, mitigar el cambio climático. Sin embargo, desde el accidente de Fukushima, la expansión global de la energía nuclear se ha ralentizado, tal como ocurrió tras la catástrofe de Chernóbil. Los accidentes en los reactores de potencia, aun cuando su gravedad sea limitada, pueden generar en la opinión pública una fobia injustificada sobre la energía nuclear.
La catástrofe de Chernóbil de 1986 tuvo muchas causas, inclusive defectos en el diseño del reactor, capacitación insuficiente de los operadores de la planta y falta de una cultura de seguridad nuclear. Unas 30 personas murieron poco después de la explosión a consecuencia del síndrome de irradiación aguda, y desde entonces el número de víctimas mortales ha llegado a unas 56. Todas las muertes prematuras son lamentables. Sin embargo, Chernóbil movilizó a los científicos e ingenieros a mejorar el control electrónico de las operaciones de los reactores y llevó a que mejorara la instrucción en materia de la cultura de seguridad nuclear. Actualmente parece muy baja la probabilidad de que ocurra otro accidente similar a Chernóbil.
El segundo accidente más importante del mundo, 25 años después del primero, fue la catástrofe de Fukushima de hace cinco años. En este caso, las causas fueron sucesos externos, un terremoto y tsunami de gran magnitud. No se notificó ninguna muerte a consecuencia de la radiación, aunque muchas víctimas mortales se debieron a la ansiedad u otros efectos psicológicos. De las 160 000 personas que debieron abandonar el lugar del accidente, unas 60 000 han regresado a sus hogares y otras están volviendo lentamente.
La comunidad nuclear global sigue aprendiendo las lecciones de Fukushima, pero ya está aprovechando estas lecciones para prevenir futuros accidentes. Ahora se toman en cuenta graves riesgos externos al diseñar nuevas plantas de energía nuclear. Se están desarrollando sucedáneos de piezas que fallaron en Fukushima. Se han desarrollado sistemas móviles para proporcionar a las centrales generadoras electricidad o agua de refrigeración cuando fallan sus propios sistemas. Muchos países han sometido a sus instalaciones de energía nuclear a pruebas de resistencia, y muchos han revisado sus marcos legales y de seguridad. Con el liderazgo del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) se han afianzado las normas internacionales sobre seguridad. A nivel internacional, regional y subregional se han establecido redes de reguladores, operadores y proveedores, para mejorar el régimen de seguridad nuclear global. Se han organizado conferencias internacionales que han hecho hincapié en la comprensión del origen y los efectos nocivos del accidente de Fukushima. Como consecuencia, las centrales de energía nuclear de todo el mundo están recibiendo una mejor orientación para reforzar sus medidas de seguridad.
Así pues, tanto el accidente de Chernóbil como el de Fukushima nos han enseñado lecciones que están mejorando la seguridad nuclear. A su vez, la comunidad nuclear internacional está haciendo esfuerzos constantes y eficaces para evitar la pérdida de vidas humanas (aun cuando es imposible excluir esta posibilidad en caso de un grave accidente nuclear). Aun así, siguen existiendo espacios para mejoras adicionales. Debe mejorarse la cooperación internacional entre los operadores de las centrales de energía nuclear. Más naciones deberían participar en las revisiones internacionales por pares de instalaciones nucleares, que la Junta de Gobernadores del OIEA recomendó en un plan de acción de 2011. Estas tareas son una buena medida para fortalecer la cultura de seguridad y obtener la aprobación pública de la energía nuclear, así como para mejorar la preparación y respuesta ante emergencias.
Armonización global. De hecho, en lo que refiere a la preparación y respuesta ante accidentes radiológicos y nucleares, el OIEA ya ha elaborado normas de seguridad específicas. No obstante, sigue siendo necesario armonizar las diferentes formas de abordar la preparación y respuesta ante emergencias en todo el mundo. Todos los países, sin importar si utilizan o no energía nuclear, deberían desarrollar continuamente y mantener sus capacidades de respuesta en todos los niveles, tomando en cuenta los daños que pueden causar los accidentes nucleares o radiológicos a los individuos y al medio ambiente en otros países, tanto vecinos como lejanos.
En muchos países en desarrollo, como el mío, Camerún, la mayor causa de preocupación son las emergencias relacionadas con fuentes radiactivas. Estas emergencias pueden incluir sabotajes a instalaciones nucleares, robos o pérdida de fuentes radiactivas, y accidentes durante el transporte de materiales radiactivos. Sin embargo, cuando ocurren accidentes nucleares o radiológicos, se revisan las normas en materia de preparación ante emergencias, para garantizar que cualquiera de estos eventos se mantenga bajo control en el futuro. La comunidad nuclear internacional es bastante consciente de la necesidad de seguir mejorando el manejo de accidentes nucleares y mitigar las consecuencias negativas para los seres humanos y el medio ambiente.
Con el objetivo de mejorar la preparación de sus Estados miembros ante accidentes nucleares y radiológicos, el OIEA dio a conocer recientemente una nueva herramienta de Internet, el Sistema de gestión de la información sobre preparación y respuesta para casos de emergencia, una "herramienta de autoevaluación" que Elena Buglova, directora del Centro de Respuesta a Incidentes y Emergencias del OIEA, considera que "contribuirá de forma importante a los niveles de preparación de los Estados miembros". Vale la pena también recordar que, en virtud de la Convención sobre asistencia en caso de accidente nuclear o emergencia radiológica, el organismo tiene responsabilidades específicas "en relación con la prestación de asistencia a los Estados para desarrollar sus propios arreglos para la preparación ante emergencias nucleares y radiológicas".
A fin de que la respuesta ante emergencias sea eficaz, también es de vital importancia que la información técnica sobre las plantas de energía nuclear y los accidentes se comparta de forma generalizada. Los operadores, reguladores, proveedores -todas las partes interesadas en las industrias nucleares- solo pueden contribuir debidamente al manejo de accidentes, si tienen acceso a la misma información. La preparación eficaz ante emergencias requiere una perspectiva global.
Cambio de rumbo. En la estrategia global para establecer sistemas de energía sostenibles debe darse una gran prioridad a la energía nuclear. De conformidad con la Agencia Internacional de la Energía y la Agencia para la Energía Nuclear, para el 2050 debe duplicarse la capacidad nuclear global, y la energía nuclear debe suministrar el 17 por ciento de la producción total de electricidad, si el calentamiento global no debe rebasar los 2 grados por encima de los niveles preindustriales. En la actualidad muchos políticos prometer excluir a la energía nuclear del mix eléctrico de sus países. Sin embargo, es casi seguro que muy pronto cambiarán de rumbo y adoptarán la energía nuclear, porque es una de las opciones más confiables y sostenibles para el suministro de electricidad.
Topics: Nuclear Weapons
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