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Tres medidas concretas para la estabilidad nuclear en Asia Meridional

By Jayita Sarkar: ES, October 6, 2016

India y Pakistán están aumentando constantemente sus arsenales de materiales fisibles. Pakistán posee armas nucleares tácticas que amenaza desplegar contra India. Nueva Delhi está cerca de completar el despliegue de una tríada nuclear. Los actores no estatales en Asia Meridional representan una amenaza perpetua de acceder a armas o materiales nucleares. El fuego de artillería a lo largo de la frontera indio-pakistaní es frecuente.

Por todas estas razones, es fundamental prestar atención a la situación nuclear en Asia Meridional. Sin embargo, al ser poco probable que Islamabad y Nueva Delhi frenen el desarrollo de sus armas nucleares, teniendo en cuenta el largo historial de antagonismo y desconfianza entre las dos partes, ¿se puede hacer algo para reducir el riesgo nuclear en la región? Sí, podemos destacar tres tipos de iniciativas con el potencial de mejorar la estabilidad nuclear en Asia Meridional. En primer lugar, Nueva Delhi e Islamabad podrían iniciar la cooperación bilateral en materia de seguridad nuclear. En segundo lugar, las dos partes podrían -con ayuda internacional- procurar mejorar la ciberseguridad nuclear en la región. A su vez, de una u otra forma India y Pakistán podrían asumir compromisos en relación con el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares.

Mejora de la seguridad nuclear. Una preocupación constanteen Asia Meridional es que grupos terroristas logren acceder a materiales nucleares, ya sea para utilizarlos en ataques o como elementos de negociación contra Nueva Delhi o Islamabad.

Según la Iniciativa contra la amenaza nuclear y su índice de seguridad nuclear, la labor de tanto India como Pakistán para la salvaguardia de sus materiales nucleares deja bastante que desear. Sin embargo, en los últimos meses, ambos países han dado algunos pasos prometedores. Antes de la cuarta y última Cumbre sobre Seguridad Nuclear, que comenzó en marzo, Islamabad ratificó la enmienda a la Convención sobre la Protección Física de los Materiales Nucleares del año 2005. En la misma cumbre, Nueva Delhi asumió compromisos en relación con el contrabando nuclear y otras cuestiones. Por su parte, en junio la India se comprometió con una importante iniciativa conocida como la Declaración conjunta para la mejora de la implementación de la seguridad nuclear.

Aun así, India y Pakistán se enfrentan a riesgos relacionados con la seguridad de los materiales nucleares en sus territorios. Los mecanismos bilaterales y cooperativos para abordar estos desafíos podrían beneficiar a ambas partes, pero en la actualidad esta cooperación es mínima. Lo que se necesita es un marco para la cooperación en materia de seguridad nuclear que anime a las dos partes a compartir las mejores prácticas, los conocimientos y la inteligencia, y a llevar a cabo ejercicios conjuntos de las fuerzas policiales.

Afortunadamente, un formato existente para las medidas de fomento de la confianza nuclear podría adaptarse para integrar un mecanismo bilateral para la mejora de la seguridad nuclear. Por desgracia, los esfuerzos tendientes al fomento de la confianza en el subcontinente se ven habitualmente interrumpidos por ataques terroristas en territorio indio. Los atentados de Bombay de 2008 dieron lugar a la suspensión de las medidas de fomento de la confianza nuclear durante muchos años, y el ataque en Pathankot de este año llevó a un estancamiento de las conversaciones bilaterales sobre una serie de cuestiones. Por lo tanto, es fundamental que la India desvincule estratégicamente a la seguridad nuclear del terrorismo. De lo contrario, es poco probable que puedan lograrse avances constantes en materia de seguridad nuclear.

Mejora de la ciberseguridad. El subcontinente se enfrenta a una necesidad urgente de aumentar su capacidad en materia de ciberseguridad. La débil infraestructura de ciberseguridad vuelve vulnerables a las instalaciones nucleares de ambos países; ni India ni Pakistán han adoptado las sólidas medidas de ciberseguridad que sus instalaciones nucleares requieren. India elaboró una política nacional de ciberseguridad en 2013, pero esta se limita a exponer una amplia visión de la ciberseguridad, sin establecer el tipo de planes detallados que requieren las amenazas de ciberseguridad. Por su parte, Pakistán aprobó una ley de ciberseguridad en agosto, pero la ley tiene más que ver con la restricción de la difusión de la ideología extremista que con la protección de los emplazamientos nucleares.

Desde luego, es difícil imaginar a Pakistán e India cooperando en materia de ciberseguridad en medio de los frecuentes ataques cibernéticos que fluyen a través de la frontera. Además, ningún país tiene los recursos económicos necesarios para hacer las grandes inversiones que requieren las infraestructuras fiables de ciberseguridad. Para poder anticiparse a los últimos escenarios de amenazas es necesario efectuar actualizaciones constantes, por lo que la ciberseguridad es un asunto muy caro. Sin embargo, la ciberseguridad en el subcontinente podría mejorarse si la comunidad internacional, encabezada por Estados Unidos, ayudara a garantizar que las instalaciones nucleares de Asia Meridional están a salvo de, por ejemplo, un ataque al estilo del Stuxnet por parte de hackers o grupos terroristas. Apenas el mes pasado, India y Estados Unidos firmaron un acuerdo destinado a mejorar la cooperación entre los dos países con respecto a las mejores prácticas de ciberseguridad y la identificación de las amenazas cibernéticas. Es el primer marco de este tipo establecido por cualquiera de los dos países; más iniciativas de este tipo en la India y Pakistán podrían ayudar mucho a mejorar la ciberseguridad en Asia Meridional.

Rechazo de los ensayos nucleares. Desde mayo de 1998, cuando 11 explosiones nucleares sacudieron al subcontinente, ni India ni Pakistán han llevado a cabo ensayos nucleares. Por otro lado, ninguno de estos países ha firmado el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (TPCE).

En agosto, Pakistán hizo una propuesta a India, ofreciéndole celebrar un tratado bilateral para establecer la prohibición de los ensayos, que formalizaría la moratoria voluntaria de las pruebas existente en los dos países. Sin dudas se trató de un movimiento estratégico, pero también bienvenido. Hasta ahora, India ha mostrado poco interés en la propuesta, aun cuando su aplicación podría ayudar a Nueva Delhi en su intento de ingresar al Grupo de Suministradores Nucleares. De hecho, es esencial que la India adopte un nuevo enfoque sobre los ensayos nucleares, si quiere cumplir sus aspiraciones de integrar los principales regímenes de control de las exportaciones.

Un enfoque que podría adoptar Nueva Delhi sería ir «a la francesa». En esta situación, su conducta en relación con el TPCE sería como lo fue en su momento la de París con respecto al Tratado de No Proliferación Nuclear, es decir, negarse formalmente a firmar el Tratado pero actuar como un signatario. Este enfoque implicaría varias ventajas. En primer lugar, formalizaría el compromiso existente de Nueva Delhi de no efectuar ensayos con armas nucleares, y podría contribuir a que la India se deshiciera de su imagen de «paria nuclear». Esto podría ayudar a Nueva Delhi a cumplir su objetivo a largo plazo de lograr la membresía en grupos de control de las exportaciones, como el Arreglo de Wassenaar, el Grupo de Australia y el Grupo de Suministradores Nucleares, entre otros. En segundo lugar, no crearía presión dentro de la India para llevar a cabo nuevos ensayos nucleares. De aceptar firmar el TPCE, probablemente se crearía esta presión, especialmente teniendo en cuenta las alegaciones de que el ensayo llevado a cabo por India en 1998 de un dispositivo termonuclear no fue totalmente exitoso. En tercer lugar, adherir al TPCE sin firmarlo sería compatible con la propuesta de Pakistán de una prohibición bilateral de los ensayos nucleares.

El subcontinente indio está dominado por rivales nucleares con fronteras que son objeto de disputa y una historia de guerra. En consecuencia, las perspectivas para la seguridad en la región pueden parecer pesimistas. Sin embargo, la historia nos ofrece motivos para tener esperanza. Desde los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, hace más de 70 años, no se han utilizado armas nucleares en tiempos de guerra. Cuando China y la Unión Soviética -dos Estados con armas nucleares- se embarcaron en un conflicto convencional a lo largo del río Ussuri en 1969, las hostilidades no se convirtieron en un intercambio nuclear. Si Rusia y China, a pesar de su larga frontera común y sus a veces ásperas relaciones, pueden coexistir sin lanzarse armas nucleares, quizás India y Pakistán pueden hacer lo mismo. Aun así, la posibilidad de una guerra nuclear en una zona plagada de conflictos interestatales no puede desecharse por completo. Los líderes de Nueva Delhi e Islamabad cuentan con herramientas que les pueden ayudar a mantener a los misiles con armas nucleares fuera del cielo. La seguridad nuclear, la ciberseguridad y la prohibición de los ensayos pueden trazar el camino hacia un futuro más estable para Asia Meridional.

 



Topics: Nuclear Weapons

 

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