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Tensiones nucleares en Asia Meridional: retomemos las cuestiones fundamentales

By Jayita Sarkar: ES, November 11, 2016

Durante el último mes, a medida que se ha desarrollado esta mesa redonda, en varias ocasiones ha parecido que Asia Meridional estuviera a punto de entrar en una guerra. El 18 de septiembre, en el ataque en Uri, militantes mataron a 18 soldados indios en Cachemira bajo control de India. A continuación, Nueva Delhi e Islamabad avanzaron y retrocedieron en la discusión acerca de si India respondió al atentado con ataques quirúrgicos en territorio pakistaní (India afirmó que sí, Pakistán sostuvo lo contrario). En ocasiones las dos partes discutieron sobre la misma definición de «ataques quirúrgicos».

Entretanto, mis compañeros de mesa redonda examinaron las relaciones indo-pakistaníes principalmente desde un único punto de vista, a saber, el de la intervención de Estados Unidos en la región.

Es cierto que cuando surgen tensiones entre adversarios con armas nucleares en una zona propensa a los conflictos, el rol de una superpotencia en la región dista mucho de ser irrelevante. Sin embargo, mis colegas Rabia Akhtar y Mario Carranza han descrito el rol de Washington en Asia Meridional en términos dicotómicos. Akhtar pidió que Estados Unidos dejara de intervenir, mientras que Carranza alentó a Washington a conducirse como un híperpadre de los rivales de Asia Meridional. Ni Akhtar ni Carranza parecen darse cuenta de una realidad geopolítica cambiante: Estados Unidos, frustrado por el desempeño irregular de Islamabad en la lucha contra el terrorismo, se ha acercado sensiblemente a Nueva Delhi. En mi segundo ensayo escribí que Washington parecería ahora deseoso de «establecer un nuevo eje estratégico en Asia, según el cual Estados Unidos, India, Japón y Corea del Sur se opondrían a Rusia, China, Pakistán y Corea del Norte». Mantengo esta opinión y agregaría que, mientras Washington tiene mucho en juego en Afganistán y en la lucha contra el terrorismo islámico como para dejar de intervenir en Asia Meridional en el corto plazo, Estados Unidos también ha asumido muchos compromisos en regiones como Asia Nororiental, Medio Oriente y el Cuerno de África, para aumentar su intervención en Asia Meridional más allá de los niveles actuales. Así que, en lugar de centrarse en el rol de Washington en la región, resultaría más útil examinar las medidas prácticas que podrían evitar la escalada intencional o involuntaria de conflictos bilaterales, desde el nivel convencional al nuclear.

O, para mirar las cosas desde otra perspectiva, podríamos preguntarnos cómo puede evitarse la implosión de Pakistán. Por desgracia, en la actualidad no parece irreal el derrumbe del frágil Estado pakistaní, lo que podría dar lugar al terrorismo islámico que podría desestabilizar la región. Este peligro es en la actualidad particularmente grave debido al aislamiento de Pakistán en la región; Washington se está negando a prestar a Islamabad el apoyo que tradicionalmente le ha brindado, y una cumbre de cooperación regional programada para noviembre en Pakistán se suspendió por tiempo indefinido, luego de que un número de naciones de Asia Meridional decidieran boicotearla. A su vez, están intensificándose las tensiones entre el ejército pakistaní y su dirigencia civil.

La implosión de Pakistán también exacerbaría los riesgos de proliferación nuclear: ¿podría Pakistán, como Estado fracasado, convertirse en un proveedor clave de armas nucleares o materiales radiactivos a regímenes inestables? Los antecedentes pakistaníes en materia de proliferación son deficientes, como lo demuestra la red de A.Q. Khan. Los vínculos estrechos tradicionales entre Islamabad y Arabia Saudita, así como la complicada relación de Riad con Washington y su presunto interés en las armas nucleares, son un gran motivo de preocupación. Algunos informes recientes sobre la posible ayuda que Islamabad prestaría al programa nuclear de Corea del Norte solo causan más alarma. Evitar la implosión de Pakistán es muchísimo más importante que determinar con precisión el nivel óptimo de intervención estadounidense en Asia Meridional.

En mi primer ensayo expliqué a grandes rasgos tres medidas concretas que India y Pakistán podrían adoptar conjuntamente en pos de la estabilidad nuclear en la región. Estas medidas incluían la cooperación en materia de seguridad nuclear, la mejora de la ciberseguridad en la región, y la asunción de un compromiso conjunto para no llevar a cabo más ensayos nucleares. Será difícil implementar este tipo de medidas debido a las tensiones bilaterales actuales, pero no pueden descartarse por completo. A pesar de que recientemente Pakistán criticó a India por no responder a la propuesta de Islamabad de adoptar una prohibición bilateral de los ensayos nucleares -iniciativa que la mayoría de los medios de comunicación indios desestimó por absurda- Nueva Delhi podría, no obstante, demostrar interés en la propuesta de prohibición de ensayos insistiendo a la vez en un acuerdo bilateral de renuncia al primer uso como condición previa. De hecho, este tipo de acuerdo podría significar un paso importante para la estabilidad del subcontinente.

Es más, informes no confirmados de que Nueva Delhi ha completado una tríada nuclear operativa obligarían a India a actuar como una potencia nuclear responsable. Esto significa que debería adoptar medidas específicas y creíbles, tanto bilaterales como unilaterales, como la adopción de una prohibición de ensayos, la imposición de medidas de seguridad nuclear más firmes, y la mejora de la ciberseguridad del sistema nuclear indio. Estas medidas estarían en consonancia con las ambiciones indias de larga data de ingresar a múltiples regímenes de control de las exportaciones nucleares, sin tener que firmar el Tratado de No Proliferación Nuclear.

 



Topics: Nuclear Weapons

 

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