The authoritative guide to ensuring science and technology make life on Earth better, not worse.

Adaptándose al siglo XXI

By Rajiv Nayan (ES), August 19, 2013

Desde su creación en 1975, el Grupo de Suministradores Nucleares (GSN) se ha consolidado como un régimen integral y multilateral de control de exportaciones de materiales y tecnología nucleares. Otro régimen, el Comité Zangger, celebró su primera reunión cuatro años antes del surgimiento del GSN. Sin embargo, es el GSN el que ha demostrado mayor dinamismo y ha probado tener más relevancia desde fines de la Guerra Fría.

El Comité Zangger fue creado para ayudar a los signatarios del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) a entender las cuestiones técnicas relacionadas con las transferencias de materiales y tecnología nucleares. No obstante, el comité no incluía a los países que no habían firmado el tratado como, por ejemplo, Francia. El GSN se constituyó como un complemento del comité y permitió que naciones como Francia ingresaran al régimen de control. (Francia se adhirió al tratado y también se unió al Comité Zangger en 1992).

En mi país, India, muchos creían que con el ingreso de Francia dentro del marco de control nuclear lo que se pretendía era neutralizar el poder del gaullismo en las políticas económicas y tecnológicas de Francia en el extranjero. En otras palabras, Francia se había opuesto con frecuencia a las políticas de otras naciones occidentales para con los países en desarrollo, y los impulsos del París de De Gaulle podrían neutralizarse si Francia ingresaba en el GSN. En India, se consideraba que tanto el Comité Zangger como el GSN eran regímenes concebidos para negar la tecnología a los países en desarrollo, obstáculos indeseables que bloqueaban el flujo de bienes y tecnología a los países que intentaban alcanzar el desarrollo económico mediante programas pacíficos de energía nuclear. Una parte del gobierno de la India y de la sociedad civil continúa entendiendo los sistemas de este modo.

En el club. La naturaleza de los miembros de cualquier organización refleja el sistema de valores de la misma. A su vez, para cualquier organismo o entidad orgánica, ya sea nacional o internacional, formal o informal, grande o pequeño, la naturaleza de sus miembros es importante para su eficiencia y su eficacia. Si se trata de una organización internacional, por no decir informal, como el GSN, los objetivos del grupo deben ser aceptables a nivel internacional. Por consiguiente, para que las decisiones adoptadas por el GSN tengan aceptación internacional, la integración del régimen debe ser representativa de la comunidad mundial.

A pesar de que el GSN estuvo apenas activo durante gran parte de la Guerra Fría, curiosamente aumentó el número de sus miembros. De los siete miembros originales, en 1991 habían pasado a ser 27, con algunos países de Europa del Este entre sus nuevos integrante. En la actualidad el GSN tiene 46 miembros, sin embargo es necesario que diversifique sus participantes. La composición del grupo manifiesta una clara inclinación por el mundo desarrollado en general y por Europa en particular. Más de 30 de sus miembros provienen de Europa; no todos pertenecen a la Unión Europea, pero el Banco Mundial solo clasifica a unos pocos como países en desarrollo. Además de Europa, el mundo desarrollado está también representado por Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Estados Unidos. Entre los cuatro miembros de Asia — China, Japón, Kazajistán y Corea del Sur — solo dos son naciones en desarrollo. Entretanto, América Latina está representada solamente por Argentina y Brasil, y solo Sudáfrica representa al continente africano.

Muchos observadores han pronosticado que el siglo XXI será el siglo de Asia. Si bien solo algunos países asiáticos pueden considerarse actualmente desarrollados, Asia, con su poderío en ascenso, es el continente que promete forjar un nuevo orden mundial. Es más, Asia es un continente que cuenta con economías cuantiosas, de rápido crecimiento, que demandarán mucha energía, inclusive energía nuclear.

Desde los años noventa la expansión de la energía nuclear ha sido notable en Asia y en países desarrollados de otros continentes. Un informe reciente del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) señala que "de los 29 países que están considerando o planificando contar con energía nuclear en 2012, 10 son de Asia y la región del Pacífico, 10 de África, siete de Europa (en su mayoría de Europa del Este) y dos de América Latina". Otra publicación del OIEA de 2008 informa que "un total de 20 de las 35 centrales en construcción se encuentran en Asia, al mismo tiempo que 28 de las últimas 39 centrales conectadas a la red también están en allí". Desde 2008, algunos países asiáticos han encargado reactores adicionales y conectado algunos más a la red eléctrica. Todo esto justifica claramente una mayor participación de Asia en el régimen de control de las exportaciones nucleares.

Viejas batallas, nuevos desafíos. En los primeros tiempos de expansión de los integrantes del GSN, los países que producían bienes y servicios nucleares, y los países que decidían qué naciones podían obtener acceso a esos bienes y servicios, eran los mismos. Sin embargo, muchos países que tenían un papel limitado en el comercio nuclear han pasado desde entonces a ser miembros del grupo. Mientras tanto, otras naciones que pueden contribuir a los objetivos del GSN han quedado excluidas del grupo o incluso se les han impuesto normas más rigurosas para las transacciones nucleares. Hoy día muchos países que dominan el ciclo de combustible nuclear no integran el grupo, mientras que otros, que quizás no han logrado dominar aún todo el ciclo de combustible nuclear pero igualmente tienen recursos o conocimientos valiosos para una o varias etapas del ciclo de combustible, tampoco han sido admitidos como miembros.

En el futuro el GSN tendrá que reflejar las tendencias emergentes en la industria mundial de energía nuclear. Los nuevos productores deberán convertirse en controladores. De otra forma, el grupo podría debilitarse, y su capacidad para lograr sus objetivos quedará muy limitada. El GSN va a tener que decidir qué quiere ser en el siglo XXI: ¿quiere pelear viejas batallas o afrontar nuevos desafíos?

Los países en desarrollo se quejan desde hace mucho tiempo de que los regímenes multilaterales de control de las exportaciones impiden su desarrollo económico. En la actualidad la lista de control del GSN se ha vuelto casi universal. Buena parte de la comunidad internacional ha comprendido que el desarrollo nuclear pacífico y el control responsable de la tecnología y materiales nucleares deben ir de la mano, y que cualquier desequilibrio entre estos dos imperativos pondrá en peligro el desarrollo de la energía nuclear civil. El GSN haría bien si intentara empezar a lograr un equilibrio mejor entre el desarrollo económico y los controles nucleares. El grupo debería enviar una señal de que no se opone al desarrollo de la energía nuclear con fines pacíficos, aun cuando continúe estando totalmente en contra de la proliferación y las redes de proliferación.

El GSN deberá identificar qué países son sus socios, y en qué deben centrarse sus esfuerzos en pos de la no proliferación. En 2004 el grupo cometió el error de admitir el ingreso de China. Es cierto, China es una potencia económica en aumento, que tiene grandes planes para expandir su capacidad de energía nuclear, y Pekín ha participado en todos los acuerdos fundamentales sobre no proliferación. No obstante, los antecedentes de China en relación con la no proliferación son dudosos. Muchos sospechan que ha exportado diversas tecnologías relacionadas con armas para la destrucción masiva. Mientras tanto, lamentablemente el GSN no se ha asociado con algunos países, como India, que comparten sus objetivos, acatan las normas internacionales sobre no proliferación y poseen sólidas capacidades en relación con la energía nuclear civil.


Share: [addthis tool="addthis_inline_share_toolbox"]