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La renuncia al primer uso solo daría alas a China

By Parris H. Chang: ES, October 9, 2016

Cuando, en cuatro meses, finalice el segundo mandato del presidente Barak Obama, ¿cómo será recordado? Sin dudas, como el primer presidente afro-norteamericano. Sin embargo, su legado incluirá también importantes logros, como la supervisión de la recuperación económica y la ampliación del acceso a la atención de la salud. Se lo recordará por sus esfuerzos para frenar el cambio climático y, en materia de política exterior, su giro hacia Asia. Ahora bien, al parecer la Casa Blanca está considerando otra iniciativa de enorme importancia, esto es, la declaración de una política de renuncia al primer uso de armas nucleares.

El desarme nuclear ha sido una de las máximas prioridades de la presidencia de Obama. En abril de 2009, cuando solo habían transcurrido menos de tres meses desde la asunción de su mandato, Obama pronunció su inspirador discurso de Praga, en el que se comprometió a iniciar una nueva era de desarme nuclear y declaró «el compromiso de Estados Unidos para procurar la paz y la seguridad de un mundo sin armas nucleares». Seis meses después ganó el Premio Nobel de la Paz, debido en parte a su utópica visión, y al compromiso con un mundo libre de armas nucleares.

Desde entonces, Obama ha dedicado esfuerzos considerables en pos del desarme y la no proliferación nucleares. Supervisó las negociaciones con Rusia para la adopción del nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas y logró que el Senado de EE. UU. lo aprobara. Inició el proceso de las Cumbres sobre Seguridad Nuclear. Marcó el camino para las intensas negociaciones entre Estados Unidos y otras potencias, que lograron disuadir a Irán de desarrollar armas nucleares, aun cuando la comunidad internacional, a pesar de imponer duras sanciones sobre Pyongyang, hasta ahora no ha podido detener el programa de armas nucleares de Corea del Norte.

¿Obama se siente moralmente obligado a procurar el desarme nuclear porque Estados Unidos es el único país que ha usado armas nucleares durante una guerra? Quizás, en mayo se convirtió en el primer presidente en ejercicio de EE. UU. en visitar Hiroshima tras la destrucción de la ciudad por una bomba atómica en 1945. Los críticos pueden cuestionar la decisión del presidente Truman de lanzar la bomba. Lo que no puede cuestionarse es que Truman actuó movido por la necesidad imperiosa de salvar las vidas de los estadounidenses y ganar la guerra. En cualquier caso, aunque Estados Unidos no ha utilizado armas nucleares desde 1945, sí ha contado con ellas para disuadir las agresiones, defender a sus aliados y preservar intereses estratégicos.

El presidente Dwight Eisenhower, en su autobiografía Mandate for Change 1953–1956 (Mandato para el cambio 1953-1956), escribió que, si China accedió al armisticio que puso fin a la guerra de Corea fue, en parte, debido a insinuaciones por parte de Washington de que podría utilizar armas nucleares contra objetivos militares en China. De la misma forma, durante las crisis del estrecho de Taiwán en la década de 1950, Eisenhower y su secretario de Estado, John Foster Dulles, advirtieron públicamente a Pekín que Estados Unidos podría utilizar armas nucleares tácticas para impedir una invasión china a Taiwán.

El presidente George W. Bush en su autobiografía Decision Points (Puntos de decisión), recordó sus inútiles esfuerzos para obtener la cooperación del presidente chino, Jiang Zemin, en los intentos para detener el programa de armas nucleares de Corea del Norte. En febrero de 2003, Bush advirtió a Jiang que «si no podemos resolver el problema por la vía diplomática, tendré que considerar la posibilidad de un ataque militar contra Corea del Norte». Jiang y el líder norcoreano Kim Jong-il se tomaron con mucha seriedad la amenaza de fuerza de Bush. Seis meses después se inició la primera ronda de las conversaciones a seis bandos sobre el programa de armas nucleares de Pyongyang en Pekín.

Estos ejemplos demuestran la determinación de Estados Unidos de utilizar su abrumador poder militar, quizás incluyendo armas nucleares, para defender a sus aliados e intereses. No obstante, el compromiso de la renuncia al primer uso de armas nucleares por parte de ese país desperdiciaría una parte importante del poder de Washington. Limitaría las opciones estratégicas, perjudicaría la credibilidad de las promesas de Washington de defender a sus aliados (lo que preocuparía particularmente a Corea del Sur), y reduciría la capacidad de EE. UU. de disuadir la agresión. En resumen, sería un enorme error estratégico.

Es cierto que China declaró una política de renuncia al primer uso, y exigió que otras potencias nucleares asumieran el mismo compromiso. Sin embargo, es posible que la propia política de renuncia al primer uso de Pekín esté bajo reconsideración. En 2005, el general Zhu Chenghu de la Universidad de Defensa Nacional de China fue objeto de titulares en todo el mundo cuando advirtió que, si Estados Unidos intervenía en un conflicto militar sobre Taiwán, China iniciaría ataques nucleares contra ciudades estadounidenses. «Estamos dispuestos a sacrificar a todas las ciudades al este de Xi'an», afirmó el general Zhu. «Por supuesto que los estadounidenses deben estar preparados para la destrucción de cientos de sus ciudades». Cuando un periodista planteó la cuestión de la política de renuncia al primer uso de China, Zhu dijo que «la política podía cambiar», y afirmó que en cualquier caso solo se aplica a los conflictos entre China y Estados no nucleares. Los funcionarios estadounidenses se mostraron furiosos por la descarada amenaza del general de utilizar armas nucleares en primer lugar contra las ciudades de Estados Unidos.

China no es de ninguna manera una potencia del statu quo, sino que más bien intenta cambiar el orden internacional. Está impugnando la supremacía política y militar de Estados Unidos en la región de Asia y El Pacífico, y desafiando la Paz Americana tras la Segunda Guerra Mundial. Durante años China ha modernizado y ampliado considerablemente sus fuerzas militares convencionales y nucleares, y ha utilizado su inmensa capacidad para obligar a vecinos más pequeños a resolver las diferencias según las condiciones de Pekín. Es más, China ha aumentado sus capacidades de negación de acceso/negación de área, con la esperanza de disuadir, retrasar y vencer una intervención estadounidense.

Sería muy imprudente que el presidente Obama proclamara una política de renuncia al primer uso de armas nucleares. El líder chino Xi Jinping la interpretaría como una señal del declive militar estadounidense y esto solo le daría alas para cumplir el sueño chino de sustituir a Estados Unidos como la superpotencia mundial.

 



Topics: Nuclear Weapons

 

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