The authoritative guide to ensuring science and technology make life on Earth better, not worse.
By P. R. Kumaraswamy (ES), September 25, 2013
¿Existe algún vinculo intrínseco entre la energía nuclear y los programas de emplazamiento de armas? Este ha sido el tema principal de la Mesa Redonda — y la evidencia presentada aquí no corrobora la existencia de tal vínculo. Tanto Gilberto Jannuzzi, como yo, hemos señalado exhaustivamente que el régimen global de la no proliferación suele exagerar los riesgos de la proliferación, posiblemente dificultando las metas legítimas de los países en desarrollo para desarrollar sectores de energía nuclear; y Shahriman Lockman, aunque le otorga más importancia a los riesgos de la proliferación que la mayor parte de los participantes de la Mesa Redonda, no afirma que la propagación de la energía nuclear lleve a la eventual propagación del armamento nuclear. Por cierto, algunos países han emprendido programas de energía nuclear, posteriormente también iniciaron el procedimiento para el emplazamiento de armas. Pero aun en India, un caso conspicuo, el deseo de adoptar la energía nuclear no era solo una excusa para el emplazamiento de armas.
Dado el consenso que se ha desarrollado en torno al tema principal de la Mesa Redonda, ahora valdría la pena centrarse en una región donde los temas nucleares son más sensibles. Esta región es el Medio Oriente — donde la Primavera Árabe ha resaltado en muchos paises la necesidad de contar con nuevas opciones energéticas, incluyendo la energía nuclear. El debilitamiento de la autoridad central de Egipto, por ejemplo, ha conducido a varios actos de sabotaje en contra del gasoducto Egipto-Jordania, intensificando la escasez energética actual en Jordania. Esta escasez, sumada a la fragilidad de los recursos económicos del Estado, socavan la estabilidad gubernamental — y las tensiones permanecen aun cuando las medidas para las reformas que Jordania implementó en medio de la Primavera Árabe, son más importantes que aquellas instituidas por muchos otros países del Medio Oriente. En Jordania, la energía nuclear podría ser la única opción realista para alcanzar las metas nacionales energéticas — y también podría ser necesaria si el país quiere implementar más reformas largamente esperadas.
A pesar de todo, la importancia de la energía nuclear como una fuente de electricidad no elimina las preocupaciones de la proliferación. La capacidad nuclear de larga data de Israel no ha incitado una carrera armamentista nuclear, pero esto no significa que los países árabes hayan resuelto aceptar la asimetría nuclear en su región. Por otro lado, la política estadounidense del garrote y la zanahoria ha disuadido a las naciones árabes de buscar la opción nuclear. Entretanto, Israel, a pesar de lapsos ocasionales, ha mantenido una postura nuclear discreta desde los últimos años de la década de los sesenta, evitando de ese modo sanciones internacionales.
En el contexto del Medio Oriente, una zona libre de armas nucleares continúa siendo una idea utópica, ya que el progreso significativo hacia esta meta no puede alcanzarse sin un acuerdo integral en el conflicto Árabe-Israelí. La única solución realista para este conflicto — una opción de dos estados, con Israel y Palestina existiendo uno junto al otro — continúa siendo difícil de alcanzar. En cualquier caso, el problema no yace en fronteras, asentamientos u otras cuestiones de este tipo, sino en aceptar a Israel como una entidad política, con todo lo que ello implica.
Entretanto, la polémica en curso acerca de las presuntas ambiciones nucleares de Irán expone los límites del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) para llegar a desalentar la proliferación y garantizar simultáneamente los derechos legítimos de los signatarios para desarrollar la energía nuclear. Si Irán se convierte en un Estado con armamento nuclear de facto, países tales como Arabia Saudita, Turquía y Egipto también podrían buscar desarrollar su propio armamento, o como mínimo un paraguas nuclear. Israel podría sentir la tentación de mostrar de manera abierta su capacidad nuclear. Por ende, no es una exageración decir que la supervivencia del régimen del TNP depende de la capacidad de este para asegurar que Irán siga siendo un Estado sin armamento nuclear.
Pero una vez más, respecto al tema principal del vínculo entre la energía nuclear y el emplazamiento de armas, los riesgos son intrínsecos en cualquier tecnología, y la energía nuclear es una de las tecnologías más peligrosas. Aun así, hasta cierto punto significativo, el progreso humano depende del uso de la energía nuclear minimizando al mismo tiempo sus peligros. No se alcanza progreso al negarles la tecnología a ciertas naciones o al ejercer control político sobre ellas.
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