Cálculo del riesgo nuclear y fe en el ingenio humano

By Manpreet Sethi: ES, June 20, 2016

Justo cuando me senté a escribir mi último ensayo para esta mesa redonda, me enteré de que un accidente entre un autobús y dos automóviles en la autopista Mumbai-Pune, un pasaje muy transitado entre dos importantes ciudades indias, había causado la muerte de 17 personas. Según la edición del 6 de junio de The Times of India, desde 2014 se han registrado 285 muertes en esa ruta. Pese a esto, la autopista no se ha clausurado.

En 2013, 1,6 millones de personas en China y 1,4 millones en India murieron por enfermedades que tuvieron su origen en la contaminación atmosférica. La contaminación que los mató es consecuencia de la quema de madera, estiércol y residuos agrícolas para cocción y calefacción, de la quema de carbón para la generación de electricidad y de los escapes de los vehículos. Las pautas sobre calidad del aire establecidas por la Organización Mundial de la Salud prescriben concentraciones medias diarias de partículas que no superen los 25 microgramos por metro cúbico. Sin embargo, en febrero, Pekín y Nueva Delhi, como era de esperar, presentaron concentraciones de partículas de 300 microgramos por metro cúbico, o incluso más. Aun así, nadie prohíbe quemar combustible para cocción o calefacción o usar vehículos para el transporte.

No presento estas cifras para trivializar los peligros de la generación de energía nuclear, sino más bien para poner las cosas en perspectiva.La tecnología nuclear apareja varios peligros, lo mismo que cruzar una calle transitada en una ciudad modernizada de cualquier parte de Asia. En todo el mundo, las personas continúan con sus rutinas diarias, asumiendo riesgos, tomando precauciones, estando preparadas.

Depende de la situación de cada uno. ¿Por qué -pregunta mi colega de mesa redonda, Steven Starr- “debería permitirse a los reactores seguir produciendo cantidades enormes de veneno nuclear” que, “en términos humanos”, durará para siempre? Starr introduce esta interrogante como la pregunta correcta a formular en relación con la energía nuclear. Sin embargo, para mí la pregunta correcta es ¿por qué, si la energía nuclear puede permitir generar electricidad sin emisiones, tengo que respirar emisiones venenosas de fuentes de energía sucia en la actualidad?

Esto me lleva al argumento de Sonja Schmid sobre las percepciones de riesgo que difieren de persona a persona. Creo que la postura de cada uno depende de su situación particular. Yo vengo de una región en la que la electricidad disponible a toda hora, todos los días, todavía es un sueño. Así que mis cálculos de riesgo tienen en cuenta a los hospitales, en los que no se garantiza la electricidad durante todo el día y la noche, en los que los equipos de soporte vital pueden no funcionar correctamente y, a consecuencia de ello, las personas pueden morir. Considero que esto implica un riesgo más grande que los accidentes nucleares, que en primer lugar no deberían ocurrir, si los sistemas nucleares funcionan utilizando procedimientos óptimos de seguridad.

Sí estoy de acuerdo con Starr en que la gestión de los residuos es un importante problema sin resolver en relación con la energía nuclear, pero en muchos lugares del mundo continúan las investigaciones y desarrollo sobre la eliminación de residuos. De hecho, en la conferencia general del Organismo Internacional de Energía Atómica en septiembre de 2014, India anunció una importante medida, a saber, la puesta en funcionamiento de una planta de demostración para la separación de actínidos en el Centro de Investigaciones Atómicas Bhabha en Tarapur. Según Ratan Kumar Sinha, el entonces presidente de la Comisión de Energía Atómica, la planta separa “actínidos menores de … residuos de alto nivel”, un proceso que puede reducir la vida de los residuos radiactivos “de unos 1000 años a unos 300 años”. La separación reduce también el volumen de residuos de alto nivel que requieren un almacenamiento a largo plazo. Es más “se ha desarrollado y demostrado tecnología para la eliminación del [cesio]-137, altamente radiactivo, y su conversión a [una forma] que puede utilizarse para irradiación de sangre y aplicaciones similares de dosis bajas de radiación”. Conservo la fe en el ingenio humano y en su capacidad para identificar soluciones para problemas que hoy día pueden parecer insolubles.

En la Segunda Ronda sostuve que los establecimientos nucleares deberían asociarse con el público para generar una mayor confianza en la energía nuclear. Sin dudas, como escribió Sonja Schmid, generar esta confianza no proporciona a los establecimientos nucleares “carta blanca para tomar decisiones en nombre del público”. Voy a dar un paso más y decir que la asociación entre los establecimientos nucleares y el público es un camino de ida y vuelta: cuando un público consciente, demandante, mantiene alerta a la industria nuclear, la seguridad nuclear y la preparación ante emergencias mejoran.

 



Topics: Nuclear Energy

 

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