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By Alisha Graves: ES, March 28, 2016
No puede excluirse ninguna solución razonable para el cambio climático del arsenal de opciones para la mitigación del cambio climático que se proponen a nivel global. La planificación familiar merece ocupar un lugar destacado dentro de este arsenal, debido a las profundas implicaciones de la población en las futuras emisiones globales. Dado que, en lo que concierne a las emisiones, la población será un factor mucho más importante en la segunda mitad del siglo que en la primera, los tomadores de decisiones pueden inclinarse a quitarle importancia a la planificación familiar en la lista de prioridades para el clima. Sin embargo, es necesario que disminuya el crecimiento demográfico en esta década, si se desea que ocurran cambios en la población más adelante. Esta es la naturaleza de la dinámica demográfica.
Con demasiada frecuencia la planificación familiar se presenta como un tema tabú en los debates políticos, que simplemente se evita. Esto no se debe a que no se comprenda la importancia de la población en las emisiones de carbono. Por el contrario, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, la principal autoridad mundial sobre el cambio climático, consideró a los servicios de salud reproductiva, inclusive la planificación familiar moderna, como una oportunidad para "reducir las emisiones causantes del calentamiento [contaminantes que influyen sobre el clima] y, al mismo tiempo, mejorar la salud". No obstante, muchos debates sobre el clima, aun cuando pueden ser excelentes desde otros puntos de vista, simplemente pasan por alto el tema de la planificación familiar. A modo de ejemplo, un nuevo informe del Banco Mundial sobre pobreza y cambio climático menciona el crecimiento demográfico más de diez veces, ya sea como un factor que contribuye al cambio climático o como un impedimento para la adaptación frente a este fenómeno en los países pobres. Sin embargo, en 70 páginas con propuestas de soluciones, los autores no mencionan los métodos anticonceptivos. Como ya escribí en esta mesa redonda, las personas que se dan cuenta del impacto de la población sobre el medio ambiente pueden temer ser objeto de críticas, si defienden abiertamente la planificación familiar. Ahora bien, la verdadera controversia es que se excluye sistemáticamente a la planificación familiar de las recomendaciones sobre cómo lograr la mitigación y adaptación frente al cambio climático, a pesar de que está demostrado que cumple un papel fundamental.
Giro revolucionario. Mi colega de mesa redonda, Wang Haibin, escribió en la Segunda Ronda que, en los países con gobiernos deficientes, las personas "invierten en sus futuros produciendo mucha descendencia cuando son jóvenes". Siempre soy escéptica frente a estas afirmaciones, que se basan en la excesiva confianza de los economistas en la racionalidad de la conducta humana. Por lo general el sexo no es un acto racional. Es un instinto animal heredado de nuestros ancestros, los simios.
Para las parejas heterosexuales, una gran familia es el resultado por defecto de una actividad sexual normal. La mayoría de las personas pueden evitar este resultado simplemente tomando medidas anticonceptivas constantes a lo largo de las décadas. Aun así, los anticonceptivos a veces fallan, de modo que las mujeres, o bien deben poder acceder a servicios que les garanticen un aborto seguro o, de lo contrario, arriesgarán sus vidas para intentar finalizar un embarazo no deseado. La idea de que los niños representan decisiones racionales es, adaptando la expresión utilizada por mis colegas Martha Campbell y Malcolm Potts, un espejismo; solo lo ves si piensas que el mundo está lleno de gente que, como tú, puede tomar decisiones fáciles y concretas sobre si tener hijos o no y cuándo tenerlos.
Otro factor clave en la ecuación climática, el consumo, puede ser tan irracional como el sexo. Desde su más tierna infancia, las personas de países ricos se ven confrontadas con el marketing que busca manipular su conducta. Esto engendra deseos muy poderosos de consumir más de lo necesario, con efectos desastrosos para el medio ambiente. Ahora que la mayoría de las naciones del planeta están en vías de desarrollo, ¿durante cuánto tiempo más las huellas de carbono de los países en desarrollo seguirán siendo más ligeras que las de los países desarrollados?
Una de las respuestas más eficaces frente al cambio climático puede ser también la más difícil: refrenar el consumo excesivo. Lo que es necesario es un giro revolucionario, para salvar al planeta, uno que podría comenzar por definir el éxito en términos distintos a la riqueza material. Si el paradigma económico global no respeta los límites que impone la biósfera, es momento de cambiarlo.
La Tierra es simplemente una pequeña isla a la deriva en el espacio infinito. Es momento de que los seres humanos se empiecen a dar cuenta de esta realidad.
Topics: Climate Change
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